La información que se publica en los últimos tiempos en los distintos medios de comunicación habla a las claras del boom que la actividad turística está teniendo en los destinos más tradicionales y en aquellos que no lo son tanto. Sin entrar a considerar las razones de tipo económico o de marketing de este auge, lo que resulta claro es que el turismo se ha convertido en una de las principales actividades económicas para el conjunto del país. Es probablemente la segunda o tercera fuente de generación de divisas, después de las exportaciones industriales y agropecuarias. Y por lo que se ve, este dinamismo se mantendrá vigente en el futuro. La pregunta que cabe es: qué turismo queremos para Baradero y si esta ciudad tiene la decisión de posicionarse para recoger los beneficios de esta tendencia.
De la experiencia que se recoge de viajar a los destinos tradicionales, surge que no es necesario tener los grandes recursos naturales y de infraestructura que ofrece por ejemplo un parque o una reserva natural. Más bien, la clave está en saber definir con inteligencia y visión estratégica el perfil propio del destino, crear la oferta sobre la base de los recursos con que cuenta el lugar, y difundirlos adecuadamente para que ingresen en el interés y la agenda de los operadores turísticos.
Hoy las demandas turísticas ofrecen un abanico enorme de posibilidades con propuestas que tienen como base el turismo rural, el turismo cultural, el turismo histórico, el ecoturismo, el avistaje de pájaros, entre otras tantas variantes más. Del mismo modo, las combinaciones empresarias para hacer viable cualquier proyecto: el
asociativismo y las alianzas estratégicas entre cámaras empresarias, incluso entre agentes de distintas localidades, son perfectamente posibles y ejemplos claros en más de una región.
Baradero no es la excepción. Tiene naturaleza en toda su extensión y potencialidad, tiene historia y cultura propias (predominantemente suiza), tiene tradición, tiene fauna, tiene atractivos, y una cercanía a las grandes ciudades envidiable. Solo resta ordenar todos estos recursos en pos de un objetivo predeterminado, ponerlos dentro de una estrategia atractiva para los ojos de nativos y extranjeros, y que a su vez concite la convicción de que este es el camino para asegurar el crecimiento económico de la comunidad. Los ejemplos están muy cerca.
Rubén Mattone
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