La tragedia que se llevo la vida de Miguel y Giuliana a dejado al descubierto las miserias de la sociedad de Baradero.
Lo que no podemos entender es por que ocurren cosas como las que Pagina/12 publico en su edición de hoy y de la que a continuación transcribimos un extracto:
Entre tanto, la investigación judicial recopiló información de casi una veintena de testigos. “Son 17 los testimonios que tomó la fiscalía –confió a Página/12 un investigador–. Ninguno aportó datos sobre la persecución. Todos sostuvieron que se trató de un accidente.”
–¿Alguno es presencial?
Un grupo de unos cinco chicos que estaba justo en la esquina donde ocurrió todo –respondió el investigador–. Uno de ellos incluso fue golpeado en una de sus piernas por el cuerpo de la chica que fue lanzada en el choque. Ninguno de ellos mencionó que hubiera persecución y todos coincidieron en que fue accidental el choque.
Aunque la versión de la persecución asumió coincidencias masivas, nadie se presentó ante la fiscalía a convalidar un dato que podría considerarse clave. “Sí hubo dos casos que son paradójicos –agregó el mismo investigador–. Uno es el de un testigo que apareció en varios medios el domingo por la noche.” El investigador se refería a un joven que apareció de espaldas en la tevé y que aseguró haber sido testigo presencial del momento en que la camioneta de los inspectores golpeaba a la moto para alcanzarla o frenar su avance, provocando el vuelco.
“Costó encontrarlo porque había declarado por todos lados pero no se presentaba ante el fiscal –describió el investigador–. Pero cuando lo ubicamos, terminó retractándose de que hubiera sido testigo presencial. Dijo que en medio de la adrenalina había repetido lo que había escuchado que decían todos y que aparecieron con una cámara y que le pagaron cien pesos para que diera esa versión.” La fuente no abundó sobre el pago.
El segundo caso al que se refiere la fuente judicial es un joven que ante diferentes canales asegura haber sido testigo presencial de la muerte de los dos chicos. Sostiene con lujo de detalles la forma en que cayeron, hacia dónde y cómo cayeron. Pero en la fiscalía no lograron que declarara. “Llegó anunciando que era testigo directo de la persecución –describió el investigador–. Lo fueron tanteando. Y su versión era tan opuesta a todo lo que se había testimoniado que antes de empezar le preguntaron si estaba dispuesto a declarar bajo juramento. Entonces dijo que lo iba a pensar y se fue. Ahora (anoche) aparece por todos los canales dando la versión que no quiso respaldar ante el fiscal.”
Testigos que no sostienen o no se animan a declarar ante la justicia lo que dicen, jóvenes que hablan a una cámara y cuentan una versión por dinero, de confirmarse esto, son ejemplos de una sociedad enferma, enfermedad que se mantuvo dormida y de la que nadie se animo hablar pero que exploto un domingo, después de la tragedia.
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