…En la costa del río Baradero, mirando al Paraná se levantan majestuosas e imponentes las barrancas del Parque del Este; al entrar encontrarás la “Laguna de los Patos”, con sus carteles y al frente el verdor de los ombúes, talas y espinillos, como haciéndole guardia al viejo chañar; que al entrar te recibirán el canto de los zorzales, calandrias, guitarreros, carpinteros, el gran nido de los chimangos, el vuelo de las golondrinas y suspendido en el aire el gavilán blanco… que el silencio repentino, en el hermoso atardecer nos hace pensar que algo ocurre y no es bueno.
Levantando la vista junto a los matorrales cuatro niños agazapados esperan, el benteveo, ignorando el peligro descansa ya en el oscurecer; la calandria salta de rama en rama; el carpintero en su apuro por sacar un bicho de un árbol; el chingolo acurrucándose para dormir; yo me di cuenta y levante vuelo y mirando de lejos,… el benteveo cae con el pecho destrozado, la calandria suspendida en el aire por el mortal piedrazo. El chingolo solo las plumas quedaron y el carpintero que se da cuenta pero fue tarde, la muerte lo sorprendió; cuatro gargantas a un tiempo, un grito le di; le di y levantando sus presas el atardecer los devoró.
A la mañana siguiente, al despuntar el sol, yo el jilguero con un nudo en la garganta, que no fueron trinos, lloroso en los rezos se oyó.
El jilguero.-
Por Néstor Pérez (Trabajador del Parque del Este)
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