La adaptación teatral de la novela ganadora del premio Clarín 2009, “Más liviano que el aire” escrita por el baraderense Federico Jeanmaire, se estrenó hace unos días en el Teatro Regina de Capital Federal con Betiana Blum como protagonista. Hoy dialogamos con Federico para conocer cual es su sensación:
– ¿Cómo te cayó el hecho de que se concretara la idea de adaptar Más liviano que el aire al teatro?
– Fue muy lindo cuando surgió la posibilidad. Enseguida que salió el libro recibí propuestas, hasta que se decidió por esta adaptación de Gabriela Izcovich. Todavía no vi la obra en realidad, voy hoy.
– ¿Por qué, qué te produce ir a verla, te da una sensación rara?
– Sí, por eso es que no fui todavía. Hoy es el último día. Me estuve preparando. Va a ser muy raro, porque es otra obra, siempre es otra cosa una adaptación. Se toma el original y alguien hace otra obra. Para mí este personaje tiene una encarnadura determinada en mi cabeza como para cualquier lector. Y eso depende de cada uno. Además se que hay un montón de cosas que quedaron afuera porque no entraban.
– Yo creo que es imposible que un autor este cien por ciento conforme con la adaptación, aún sea él quien la escriba…
– sí, yo lo hice una vez, pero fue una tarea que no me gusto hacer. Después no me gustaba lo que había hecho yo de mi propia obra, me daba miedo. Después de esa vez me dije que nunca más iba a adaptar algo mío. los que quisieran hacerlo, que lo hagan. Me parece que yo soy más de los que van a salir diciendo «me gusta más el libro».
– ¿Pero la conoces a Gabriela?
– Sí, bah, la conozco a partir de ésto. Tengo una primera versión de la adaptación de los primeros meses, pero ella la modificó mucho. Yo cuando la leí le dije algunas cosas. Después preferí no meterme, dejarla tranquila. Pasa mucho por la comprensión de uno. Esta obra me recuerda a alguna frase que yo escribí, pero no más. Estuve pensando bastante para ir hoy.
Me da mucha alegría cuando vienen y me dicen yo quiero adaptar esto tuyo. La semana pasada Pelcha Beyer me escribió porque va a adaptar un cuento, y me dio la misma alegría. El problema es ir después a verlo. Son dos instancias distintas.
– ¿Estás trabajando ahora?
– Sí, justo cuando llamaron estaba escribiendo. No creo en la inspiración, creo que hay días mejores que otros, y supongo que eso se llama inspiración. En junio sale una nueva novela mía, se llama Fernández mata a Fernández, es otra vuelta sobre lo mismo de Más liviano que el aire. El tema que me interesa tratar es la locura en la que estamos viviendo culturalmente, entendiendo por cultura a la manera de ser nuestra, cómo funcionamos, cómo nos comunicamos. En esta novela hay varios personajes, todos son de apellido Fernández. Lo que quiero es instalarme ahí, en esa problemática. Nos cuesta hablar, es más ya no hablamos, sólo queremos ganarle al otro. De ahí surgen incontables cosas.
– ¿A qué pensás que se debe este cambio cultural?
– No nos hemos ayudado mucho en ir hacia más diálogo. Hacemos todo lo posible por encerrarnos cada vez más en nuestra verdad; la tolerancia, charlar, escuchar al otro, se fue perdiendo. Estamos cada vez más solos y más convencidos de lo que se piensa y se quiere, pero más aislados. Creo que estamos en un problema.
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