Un terremoto de 8,8 grados en la escala de Richter sacudió la costa noreste de Japón y causó «grandes daños» en el país asiático. El temblor, que ocurrió a las 14.46 (hora local), fue seguido de numerosas réplicas y tuvo su epicenteo en el Océano Pacífico, a 130 kilómetros de la península de Ojika. Ahora hay alerta nuclear y pánica en las costas del Pacífico por la posible llegada del tsunami.
El sismo fue tres veces más fuerte que el que sacudió a Chile en 2010 y, según las autoridades, es el peor de la historia de Japón en 140 años y el quinto de la historia mundial. Aunque todavía no se determinó la cantidad de muertos, por ahora hay más de 30 víctimas confirmadas y cientos de heridos.
Además, como consecuencia, olas de tsunami alcanzaron la ciudad de Sendai, donde imágenes de la televisión local muestran que el agua arrasó los autos y llegó a los edificios. También hay alerta en más de 20 países.
En tanto, los servicios del «Shinkansen», el tren bala de Japón», y los dos aeropuertos de Tokio quedaron temporalmente paralizados. Mientras, las autoridades japonesas enviaron un avión de las Fuerzas Aéreas para evaluar los daños causados por el temblor. Asimismo, en Tokio hay más de 14 focos de incendio, entre ellos, una central nuclear.
Por su parte, el primer ministro, Naoto Kan, calificó de «graves» los daños causados por el temblor y anunció que habrá un consejo de Ministros extraordinario sobre el mediodía (hora española). Kan pidió calma a la población y aseguró que su Administración hará «todos los esfuerzos para minimizar los daños» y anunció que creó un grupo de trabajo de emergencia para gestionar la situación.
La catástrofe de Tokio
El metro de Tokio se paralizó, los coches se detuvieron en las carreteras, los aeropuertos fueron clausurados y los numerosos rascacielos, que durante unos segundos parecieron elásticos, se vaciaron entre sonidos de las sirenas y llamamientos a la evacuación.
Los tokiotas inundaron estremecidos las amplias aceras de su capital y, móvil en mano, trataban de comprobar que sus allegados estuvieran a salvo, pese a que en los primeros momentos las líneas quedaron bloqueadas.
El terremoto se vivió en Tokio durante los primeros segundos sin excesivo alarmismo pues sus habitantes están acostumbrados a los temblores, pero a medida que el sismo se alargaba de manera inusual y su intensidad iba en aumento el pánico comenzó a propagarse. «Al principio no nos preocupamos en exceso», relató Tadashi Miharaku, un ejecutivo de 65 años, «pero al ver que el temblor continuaba y su intensidad iba a más, nos asustamos como nunca«.
Acto seguido, se refugiaron bajo las mesas, mientras el mobiliario caía e incluso los vidrios de algunos edificios se rompieron. «Ha sido muy largo, todas nos escondimos asustadas bajo las mesas y pensamos en el último terremoto de Nueva Zelanda«, comentó Kaeko Mori, de 26 años.
tn.com.ar
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