Animales y Pacientes
Los días los minutos, cada segundo, todo se padece con igual intensidad cuando se sufre. Y más si uno tiene el treinta por ciento de su cuerpo quemado. El nuevo caso que se denuncia contra la ineficiencia del hospital, esta vez tiene que ver con una ciudadana que en su trabajo fue víctima de una quemazón en su cuerpo producto de una mala praxis a la hora de servir un servicio de catering. Esta mujer, llamada Karina Mangin, fue traslada de inmediato al hospital local luego de sufrir el accidente. Allí el problema en vez de ir disminuyendo fue acrecentándose con el pasar de los días.
“El dr. Bini se negaba a hacer el traslado a Capital, y lo único que le mandaba a hacer era baño y Rifocina, baño y Rifocina, mientras mi mujer tenía un dolor terrible. Aparte le sacaron los medicamentos”, confiesa indignado Miguel Amado, esposo de la mujer quemada.
La historia de Karina -que es bien real y que está pasando hoy en nuestro lugar de residencia- es una historia más donde se da cuenta de que si las cosas siguen así en nuestra ciudad, mucho más lejos no se llegará. En este caso, luego de la insistencia de su marido y con la ayuda de algunas personas, Karina pudo salir a flote y llegar a mejorar su estado. Estuvo esperando desde el sábado a la noche hasta el miércoles de la semana siguiente para conseguir el pase, el traslado a un hospital de la gran ciudad, que de no haber llegado quizás hubiera terminado en tragedia.
En todos lados la cura es la misma
Cuando el marido desesperado pedía el traslado de su mujer a un centro con mayores condiciones para atenderla, el dr. Bini se negaba y argumentaba que tanto aquí como allí el método de cura o sanación de su mujer iba a ser el mismo. Tan parecido fue el modo de curar la piel quemada de Karina que cuando ella llegó al hospital Eva Perón –en San Martín -los médicos, cirujanos, hicieron dos cosas de inmediato: preguntar quién era “el animal que la estaba atendiendo” e ingresarla en el quirófano durante cuatro horas, de madrugada, para limpiarle en su totalidad la piel quemada y ardiente de la víctima. Porque para quien no sabe, cuando una persona se quema ese ardor sigue quemando hacia adentro aunque no sea visible.
A ver si entendemos: aquí, en Baradero, el cuerpo de la víctima tenía según los médicos un 15% quemado. Allí, en Capital, el mismo cuerpo tenía un 30% quemado. ¿Qué más decir? Hay tanto para pensar, tanto para cambiar, tanto para no callar. A esto agreguémosle, ya que estamos, que Karina llegó a Capital con un cuadro de deshidratación complejo, bajo porcentaje de sangre en el cuerpo y con infección avanzada.
¿Cuál es la sensación, cuál es el problema interno del hospital de Baradero?, se le preguntó a Miguel Amado, quien lo vivió en carne propia, a lo cual respondió: “Bini te atiende bien si tenés plata, te dan bolilla si tenés plata, los doctores del hospital no quieren trabajar, y el personal hace lo que puede […] Mientras sigamos con esa misma gente, el hospital de Baradero no va a ir a ningún lado, va a estar cada día peor […]Sigamos haciendo cordones cuneta y casitas nomás que vamos bien… La salud… es una joda”.
VM
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