El pasado lunes 25 de julio, con el lema “Escucha, aprende y anuncia como Santiago”, los habitantes de la ciudad bonaerense de Baradero celebraron los 396 años de la fundación de su ciudad, cuyo verdadero y primigenio nombre, el que figura en el escudo municipal, es “Santiago del Baradero”. Con estos festejos la comunidad baraderense se encamina, bajo la protección de su patrono el Apóstol Santiago, hacia los 400 años de su fundación. Se trata de la fundación española más austral que lleva el nombre de “Santiago”.
Los distintos festejos, y también la celebración religiosa, que fue presidida por el obispo de Zárate-Campana, monseñor Oscar Domingo Sarlinga, contaron con la presencia del Secretario de Culto de la Nación, Guillermo Olivieri, autoridades del municipio local y numeroso público. Fueron multitudinarios los actos populares organizados por el municipio, entre los cuales la inauguración de un busto en homenaje al primer gobernador criollo, nacido en Asunción del Paraguay, Hernandarias, quien tuvo una acción clave en la población de estas regiones.
La misa solemne, celebrada en la parroquia Santiago Apóstol, fue presidida por monseñor Sarlinga, quien también encabezó la procesión con la imagen del santo apóstol alrededor de la plaza, luego de lo cual siguieron los actos cívicos.
En la homilía, el obispo se refirió a Santiago del Baradero y enumeró la cantidad de ciudades en toda Hispanoamérica (a partir de Santiago de Compostella, donde en el “campus stellae” una luz señaló la presencia de las reliquias del Apóstol), que lo tienen como patrono, como un gran signo de que Santiago nos lleva a Jesús, como un “camino seguro de peregrinación por esta vida” cual el “camino de Santiago”.
Mencionó la presencia de Santiago el Apóstol en Cádiz, y luego en Zaragoza (Caesaraugusta, la ciudad de César Augusto) y mencionó cómo fue conducido interiormente a desarrollar su apostolado, y cómo en una aparición la Santísima Virgen, sobre un pilar de luz, lo consoló y lo alentó a evangelizar, a fundar la Iglesia, antes de partir a Jerusalén, donde fue martirizado y luego su cuerpo trasladado de nuevo a España.
Dijo también que en la historia de la presencia española en estas tierras hubo sin duda pobrezas y errores (que no pocas veces son sobreenfocadas críticamente, o incluso absolutizadas a modo de “pensamiento único”), pero también –y principalmente- existió en la gesta española un sincero deseo de civilizar y evangelizar, sin destruir la lengua y aspectos enteros de la cultura de los naturales, y que precisamente el Apóstol Santiago inspiró a evangelizadores, como el franciscano Fray Luis Bolaños (una de cuyas reliquias insignes se conserva en la iglesia de Baradero), apóstol del Paraguay, de la Mesopotamia Argentina, y de la última y más austral fundación española que lleva el nombre de Santiago, Baradero, donde fue párroco de indios, fundó la población estable, la cual tenía hasta “cabildo” con elección de dichos pobladores naturales (y siendo así un precursor de sana democracia). Deficiencias y miserias hubo, pero la presencia y acción de los misioneros, de los evangelizadores, ayudaron en mucho a las poblaciones autóctonas, y las defendieron de la codicia de algunos o muchos encomenderos.
Seguidamente a la celebración eucarística se realizó la procesión con la imagen del Apóstol, llamado afectuosamente “Santiaguito”, junto con el Obispo, sacerdotes y miembros de la comunidad recorriendo las calles que rodean Plaza Mitre.
A diferencia de la mayor parte de las ciudades de la actual provincia de Buenos Aires, los orígenes de Baradero se remontan a 1615, cuando se establece una organizada “Reducción de Indios”. A este respecto, el significativo y dedicado gobernante Hernandarias quiso determinar el lugar donde fundarla (a la reducción del Baradero), pero Fray Francisco de Arenas con 250 originarios Chaná y Mbiguay, eligió un lugar un poco más retirado: a mitad del trayecto, por un solitario “cerro” atalaya para vigilar el Paraná. Es probablemente el lugar del llamado cementerio indígena.
Los orígenes de Baradero, la “parroquia” más antigua de la provincia de Buenos Aires, datan, pues, del 16 de agosto de 1615, cuando Hernando Arias de Saavedra (Hernandarias), el gobernador fundador trae los materiales para la iglesia, a cargo de Fray Arenas, y herramientas para los originarios. Es Jefe y Corregidor el vecino Bartolomé Pinto y Cacique principal al indio Bartolomé. La localidad era “Encomienda Real” que llamó “Santiago”, en honor al santo del 25 de julio, fecha de la fundación, y la iglesia puesta bajo esa advocación: Santiago Apóstol. Se determina el nombre: “Santiago del Baradero” (Baradero por la “baradura” (sic) del lugar, y que la costumbre escribió con la “b” en vez de la “v” dental.
La presencia de Fray Luis Bolaños fue más que relevante, y el Obispo relacionó esa fuerza evangelizadora y civilizadora con el espíritu que animó al Apóstol Santiago. En efecto, en 1621 se encarga de la Reducción el evangelizador y conocedor del alma del pueblo originario (el fraile fue restaurador, afianzador y escritor de la lengua guaraní), Fray Luis de Bolaños, con 72 años, el que comenzó a darle forma al pueblo y fue su párroco; si bien por sus obligaciones misionales en toda la Mesopotamia y en el Paraguay no pudo permanecer en forma absoluta en el lugar, sí tuvo cura pastoral efectiva y dejó su espíritu organizador.
La persona y acción pastoral de Fray Luis Bolaños fue destacada por monseñor Sarlinga con relación a la presencia espiritual del Apóstol Santiago. El Obispo pidió a los historiadores locales una profundización en el tema, por razón de honestidad intelectual y en rumbo a los 400 años de Baradero.
Fuente: www.aica.org
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