
Hector Salerno
El domingo en circunstancia que en que el señor Héctor Salerno, sale al patio de su vivienda, ubicada en San Martín 1940, alrededor de las siete de la mañana, es interceptado por dos personas que estaban escondidas entre unos tractores, ya que el hijo de esta persona tiene un taller mecánico, lo reducen, lo ingresan a la vivienda, le sustraen un pistolón y 4.000 pesos en efectivo que tenía guardado este Salerno. Posteriormente lo maniataron y lo dejan en el lugar hasta que es encontrado por su hijo.
El sumario esta caratulado como Robo Calificado y está interviniendo la UFI: Nº 7 a cargo de la doctora Gabriela Ates.
Esto es lo que manifiesta la letra fría de la denuncia policial, en la tarde de hoy, nos acercamos hasta la casa de don Héctor quien nos contó los difíciles momentos vividos en la mañana de ayer: “eran las siete de la mañana, yo salgo al fondo y me encuentro con dos personas encapuchadas, uno de ellos con un arma, que me hacen ingresar nuevamente dentro de casa a la cocina, allí me amenazan diciéndome “dame la plata que tu hijo nos dijo que tenes plata”, me atan las manos atrás me amordazan y me sacaron de ahí para llevarme a la pieza, agarraron tres o cuatro medias que sacaron, las fueron atando unas con otras y me ataron los pies, pero fueron un poco tarados porque me dejaron espacio entre los dos pies, habrán pensado tiene las manos atadas atrás, esta amordazado y los pies atados, donde va a ir. Y no cerraron con lleve la puerta de la pieza que estaba para cerrarla ni tampoco la otra puerta que tenia llave. Revolvieron toda la casa, mas o menos pasó como una hora, no sentía mas ruido y dije voy a esperar un rato mas no sea cosa que por querer salir me estén esperando. Entonces a los tranquitos pude llegar a la puerta de calle y con la cola pude bajar el picaporte para salir, ya afuera me fui despacito para el garage y en eso llega mi hijo. Suerte que no se encontraron por cinco o diez minutos sino no se en que termina esto. Cuando llega mi hijo yo todavía estaba atado, el me desató.
No me ataron bien los pies sino no me podía mover y no le echaron llave a la puerta.
Yo pensé que se habían ido por donde entraron, pero no salieron por la puerta de adelante.
Uno de ellos tenia un pistolón que cada tanto me daba en la panza y me decía “te vas a dejar matar tarado, por no darme la plata”, que tenes plata, donde esta la plata, eso me decían. Estaban encapuchados los dos y deformaban la voz, me decían cállate la boca y no hables que te reviento la cabeza.
Me robaron cerca de $4000, un reloj muy costoso, una pistola y cosas que voy descubriendo ahora. La verdad no se lo deseo a nadie, en los 80 años que tengo nunca me paso algo igual”.
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