La fiesta festivalera se extiende mas allá de los limites del anfiteatro, en la feria, las peñas, los artistas callejeros, los músicos errantes, la presencia de pueblos originarios, todos entremezclados respirando ese aire especial que tiene cada febrero en nuestra ciudad.
Escuchar a una joven de Cordoba decir que estar en “el gran Baradero” para ella es un sueño cumplido, nos hincha el pecho de orgullo.
Siempre se ha dicho que el espíritu del festival esta en las actividades paralelas, en las calles y este año sin duda se siente más que nunca.
Sin tanta organización, ni protocolo surgen en cada esquina distintos sonidos y tonadas que como habitantes de esta tierra nos ponen felices.
Sobre el escenario mayor Abel Figueroa, los fuegos artificiales con color y explosión, a las 21 hs., marcaron el inicio de la tercera jornada de Baradero 2012 en su edición numero 38.
La presencia del trovador Ignacio Copani, la calidad interpretativa de la Orquesta el Arranque, el paisaje del litoral en la voz y la música de Lucas Segovia, la tradición representada por Los Visconti, la juventud del bonaerense Facundo Mocoroa, fueron parte de otra exitosa noche donde la gente fue ocupando cada rincón del predio a la espera de su ídolo Jorge Rojas.
El cantautor oriundo del Chaco Salteño, volvió a conmover a la multitud con un show de altísimo nivel, fue intercalando temas tradicionales con nuevas canciones de su ultimo disco. Con gran profesionalismo, cantó, bailó y sedujo.
Rojas demostró una vez más porque es tan convocante, porque la gente espera horas para obtener la mejor ubicación en la platea.

La vida de este joven y talentoso salteño está cargada de matices, demostrando que con empeño, estudio y trabajo se pueden alcanzar los sueños.
Ese pibe que recorría ocho kilómetros a caballo para ir a la escuela hoy recorre el país con su canto, seguido por miles de argentinas y argentinos que se identifican con su arte.
Baradero ya comienza a despedirse de su festival anual, el balance es altamente positivo, el clima y el público acompañó en el anfiteatro y las calles.
Solo queda una luna, la luna “Nochera”.









































Fotos: Néstor Perez y Juan Maza
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