Ohh viejo ombú, que te pasa que te veo triste, tus hojas secas y tus ramas achaparradas.
Estoy enfermo, me duelen las entrañas, son épocas malas para los viejos que ya cumplieron su campaña. Recuerdo cuando el Cacique Bagual venia de Alsina a pescar y sombreaba debajo de mi alma.
Que te pasa viejo ombú, contame tu desgracia.
Para que si hasta con el aire nos matan, ya no importamos. Quienes van a entender mi desgracia.
Creí que era tu amigo ¿ya no me tenes confianza?.
Hace un largo tiempo cobijé una colmena en mis entrañas para que hicieran su dulce miel y alegraran mis mañanas. Pero el hombre las vio, vinieron con extrañas maquinas, cortaron mis raíces y quemaron a las que yo cobijaba, me vaciaron de dulzura y me lastimaron sin piedad.
No aflojes viejo ombú, tenes muchos años en tus espaldas, te voy a traer agua fresca todas las mañanas.
No, no hace falta, saca al hombre de mi lado y por la sombra que te di, la deuda estará saldada.
Al caer la tarde el viejo ombú se quedó dormido, tal vez para siempre o tal vez despierte mañana.
Nota: Este escrito de Néstor Pérez hace referencia a un viejo Ombú ubicado en la costa de Baradero que fue cortado y quemado para extraer la miel generada por una colmena salvaje de abejas.
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