En la tarde de ayer, alrededor de las 16 hs en San martín al 2400, se produjo un hecho de robo a una persona mayor.
Irma Solari de Ragusa, de 79 años, se encontraba en su casa de siempre cuando a las 4 de la tarde escucha el llamado del timbre de la puerta. Pero como estaba ocupada no pudo atender. Volvió a sonar inmediatamente y esta vez se acercó hasta la entrada, preguntando quién era y una persona le contestó que le traían algo para su hijo.
Entonces abre e ingresa un hombre de forma violenta para robarle.
Dialogamos con Irma, y nos contaba el mal momento que vivió durante una hora:
“Yo estaba preparándome para salir en el baño cambiándome, me tocaron el timbre y no salí. Al ratito volvieron a tocar de nuevo entonces me asomé por la ventana de la pieza y ví que era un muchacho con un sombrero de gaucho. Abrí la ventanita del living y le digo sí qué pasa? Y dice vengo de parte de Pradere a traerle esto a Daniel, que es mi hijo. Yo miré y eran dos bastos de caballos, y le dije espera que te abro. Abrí la puerta del garage, no sé por qué medio desconfiada, abrí un poquito. Pero cuando abrí, el puso el pié y me empezó a empujar para adentro. Me pegó un empujón y me caí al piso, me arrastró hasta el living, me tiró arriba de un sillón, y me tapó la boca y la nariz para que no grite. Me decía si gritás te mato. Yo le decía no grito pero decime por favor qué querés. Y dice; quiero la plata. Le digo yo no tengo plata, querido, soy jubilada. La única plata que tengo es la que está en la cocina en un monedero. Andá a buscarla, te la doy y ándate. Entonces en ese momento metió la mano en el bolsillo. La verdad me dio miedo. Pensé que era un arma, que iba a sacar. Sacó un teléfono y llamó a otro. Vení , le dijo que te estoy esperando. Apareció otro más grandote, que no se dejaba ver la cara. Entró casi de espaldas. Y cuando yo lo quería mirar me tapaba y me decía, no me mires. Tenía puesto una gorra de vasco pero no sé quiénes eran. Me llevaron a la pieza, les dije no revuelvan chicos, yo no tengo plata. El más grande se subió al respaldo de la cama y tiró todo lo que había en el placard. Mientras tanto el otro estaba en la otra pieza. Yo no me callaba, entonces dijo encerrala en el baño. Les dije que no me cerraran la puerta del baño. El más grande se puso de espaldas a mi, contra la puerta para que yo no saliera, siempre ocultando la cara. Por ahí uno dice: bueno basta ya está, vamos. Ya había pasado casi una hora. Agarraron todo lo que pudieron y se fueron en una moto.
Me robaron 14.000 $, todas las alhajas de oro, el celular, las tarjetas de cobro y de crédito, dos ponchos de gaucho. Cuando ya se iban con las cajas me cerraron la puerta del living. Antes de irse me ataron las manos, los pies y la boca. Me ataron contra la cama con un cordón. Cuando se fueron me pude desatar y corrí para la ventana de la pieza mía. Pedí auxilio, pero nadie me escuchaba. Pasó una chica caminando, me dijo qué le pasa señora? Le dije: por favor llama a la policía, recién me asaltaron.
Vino la policía, me llevaron al hospital, después fui a la comisaría a hacer la denuncia. La pasé muy mal. Me amenazaron con una tijera. Les dije yo no grito, pero no me mates. La policía me atendió muy bien, enseguida estuvieron en mi casa. Es muy feo y triste lo que me pasó.”
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