Este santafecino de Las Parejas, llegó a Baradero muy joven y se destacó como jugador de fútbol, lo mismo que en su población natal donde había jugado nada menos que con Jorge Valdano. Hatún, pasados los años, se dedicó al trabajo de montaje industrial y durante largo tiempo fue el delegado local de la UOCRA, electo y reelecto por voluntad casi unánime de sus compañeros, desempeñándose insobornablemente en defensa de quienes representaba.
Hay pocas personas como Daniel Hatún. A decir verdad, es un orgullo para Baradero contarlo entre sus vecinos. Leal, generoso, justo, honrado, trabajador, buen compañero, todos adjetivos edificantes y a veces difíciles de ubicar, tienen exacta cabida cuando alguien debe referirse a la persona de Hatún.
Sabemos que estas cosas, sentimentales, se dejan de lado cuando se trata de cuestiones de dinero, ya que si hay algo precisamente reñido con los sentimientos, son los billetes de banco. Tal vez porque quienes los poseen en abundancia han dejado empeñado su corazón en el «Monte Pío» de los impíos.
Que llegue la solución más adecuada, pero sea cual fuere nunca lo será si deja sin trabajo, poco menos que en la calle, a alguien como Daniel Hatún. Nadie se merece pasar por eso, pero él menos que nadie. Si así ocurriera nuestra sociedad debería replantearse muchas cosas, por ejemplo, los que tanta bambolla han hecho por la inseguridad, incluir entre sus exigencias la seguridad de los que como Hatún, viven nada más que de un salario y para quien la usura es algo tan aborrecible como la traición en la que nunca cayó. No lo traicionemos.
G. M.
Comentarios de Facebook