En su recorrida por Copacabana, el Sumo Pontífice volvió a dejar huellas de identidad que lo muestran cercano a la gente. Además de beber la infusión, intercambió su solideo con uno que le acercó un devoto
En Río de Janeiro, Francisco sorprendió gratamente a los fieles, e incluso a los que lo miran a la distancia, con dos nuevos gestos que lo exponen mucho más humano ante la gente.
En plena recorrida por la zona de Copacabana, Su Santidad se asomó al Papamóvil y estiró el brazo para alcanzar un mate que le ofreció un peregrino.
Ante los ojos de millones de personas que lo seguían en directo (por televisión o desde el lugar), el Papa no dudó un instante y bebió la infusión típica de la Argentina y Uruguay.
Además, el líder de la Iglesia católica alarmó a los tradicionalistas con otro gesto fuera de lo común: se quitó el solideo (el gorro de seda que lleva en la coronilla) y lo intercambió con el que le arrojó un peregrino.
El Papa no suele sacarse el solideo ante la gente; sólo los obispos y cardenales lo hacen ante el Sumo Pontífice, en señal de respeto.
Los gestos, llenos de espontaneidad en medio de tanta actividad protocolar, llamaron la atención de personas de todo el mundo: a través de las redes sociales expresaron su asombro por la manera de manejarse que tiene un Sumo Pontífice que se muestra diferente a todos.
Infobae.com
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