El jueves pasado se cumplieron 82 años del nacimiento de Dian Fossey, Zoóloga estadounidense que entregó su vida al estudio y preservación del Gorila de Montaña. Dian fue asesinada por cazadores furtivos y sus restos fueron sepultados en el campamento donde pasó gran parte de su vida. Su estudios aun son utilizados e inspirados en su libro «gorilas en la Niebla», se filmó la pelicula sobre su vida.
El medico veterinario baraderense, Nicolas Davio, estuvo el año pasado durante una semana, trabajando con los gorilas en el mismo campamento que Dian y nos cuenta su experiencia:
“En realidad Dian Fossey empezó a trabajar en el Congo con los gorilas y como en el Congo hay mucha guerras de guerrillas, entonces desde ahí se fue a Rwanda que en ese momento era un poco más estable, porque en realidad la zona geográfica donde habita el gorila de montaña confluye en tres países Uganda, el Congo y Rwanda, cada uno tiene su monte donde habita el gorila de montaña, es decir que estudiar al gorila en el Congo y Ruanda es exactamente lo mismo.
A Dian Fossey la terminan matando los furtivos, porque ella se había metido con las tribus que vivían ahí en la base del Savino que son los montes más conocidos de Ruanda, es gente bastante agresiva. Ella se fue del Congo a Rwanda porque se sentía más protegida.
Del proyecto gorila la base esta donde era su oficina, su laboratorio, su campamento, en el Parque Nacional los Volcanes. En realidad yo fui a trabajar con los elefantes a Kenia y por intermedio del veterinario que yo trabajaba en Tsavo, consigo el teléfono de Elisabeth que es una veterinaria del parque nacional los Volcanes y como me quedaban justo unos días antes de venirme para la Argentina la llamó para ver si podía ir para allá porque me interesaba estudiar a los gorilas y me dijo sí venite y fuí. En Rwanda se habla se habla más Francés y (el hutus y el tutsis).
El primer día que yo llegue al parque tuve una entrevista con Elisabeth, hasta ese momento yo era incrédulo de que iba a estar cerca de la familia de gorilas, entonces esta mujer me empieza a entrenar para comunicarme con ellos y la base de ese entrenamiento es sobre los estudios de Fossey, las charlas que vos tenes que tener con el macho y con el resto del grupo, hacer una serie de sonidos, gesticulaciones y demás que te pueden salvar la vida.
El guía salía a las cuatro de la mañana a buscar la familia de gorilas, una vez que la encontraba nos avisaba a nosotros y ahí salíamos nosotros tipo cinco, seis de la mañana y empezábamos a subir, porque el gorila de montaña vive justamente en la montaña, hay 837 gorilas de montañas- la mitad de la población más o menos está en Uganda, hay un tercio en Rwanda y un tercio en el Congo- entonces me encontraba con una familia de reserva, que son las familias de estudios a la cual no acceden los turistas, subíamos con un anotador por si estaban enfermos, yo hacia el relevamiento de las once de la mañana hasta las dos de la tarde, que es cuando ellos descansan y el entrenamiento que me daban era para poder leer las señales de los gorilas, poder interpretarlas y actuar en consecuencia, por ejemplo si el macho se pegaba en el pecho en síntoma de agresión o si era para comunicarse con él otro macho o si me venían a tocar,- a mí me pasaba mucho que los cachorros me tocaban o me pegaban en la espalda- entonces yo por ahí me acostaba en el piso, me batían en la espalda y sin el permiso del dominante si yo lo llego a tocar por ahí se podía llegar a complicar, entonces tenía que hacer una serie de sonidos para alejarlos.
Dentro de la comunicación entre ellos- los individuos de una misma especie- sobre todos los gorilas, el toque es más importante que la vocalización. Los gorilas tienen lo mejor del comportamiento antropomorfo, de hecho yo en los seis días que estuve no vi ninguna actitud agresiva ni hacía mí ni hacia sus pares.
Hay un Centro de Estudio que se llama Dian Fossey que es la base del proyecto de gorila de montaña.”
Dian Fossey
(16/01/1932 – 26/12/1985)
Nació el 16 de enero de 1932 en Fairfax, California. Pasó una infancia desgraciada por la separación de sus padres cuando contaba apenas tres años de edad. Su padrastro le proporcionó maltrato psicológico.
Obtuvo su graduado en terapia laboral en el San Jose State College en 1954 y pasó varios años trabajando en un hospital infantil de Kentucky. Desde su llegada al centro se entregó por entero al cuidado de los niños discapacitados psíquicos, quienes parecían haberla escogido como principal compañera de juegos y comunicación. Sus métodos gestuales consiguieron mayor cercanía de lo habitual con estos críos tan necesitados de afecto.
Inspirada por las obras del zoólogo estadounidense George B. Schaller, Fossey visitó África en 1963. Allí observó a los gorilas de las montañas en su hábitat natural y visitó al antropólogo británico Louis Leakey. Éste, convencido de que la investigación de los grandes simios podría aportar información sobre el problema de la evolución humana, animó a Fossey a iniciar un largo estudio de campo de los gorilas. Se reveló como observadora ingeniosa y paciente del comportamiento de estos animales. Karisoke, su lugar de estudio, pasó a ser centro internacional de investigación sobre los gorilas cuando fundó el Centro de Investigación de Karisoke en 1967. Le concedieron en 1974 el grado de doctora en Zoología por la Universidad de Cambridge.
Cazadores furtivos se adentraron en el territorio de Virunga y Dian mantuvo entrevistas con las autoridades de la zona, tendió trampas a los furtivos y los persiguió denodadamente en compañía de algunos mal pagados guardas forestales. Mientras tanto, sus reportajes publicados en la revista National Geographic empezaron a concienciar a miles de personas. Su obra Gorilas en la niebla (1983) recoge las observaciones realizadas durante los años de estudios de campo.
Apareció muerta en su campamento el 26 de diciembre de 1985, fue hallada en su cabaña atacada a machetazos. Algunos expertos consideran que fue asesinada por el esfuerzo que desplegó con el fin de frenar la caza furtiva de gorilas y otros animales en África.
Dian Fossey fue enterrada en el cementerio que había construido para gorilas cerca de su vivienda. Durante años, el misterio sobre su muerte permaneció anclado en el ostracismo, aunque por fin se supo que el autor del crimen había sido Protais Ziriganyirago, cuñado del presidente ruandés y capo de los furtivos que mataban gorilas. Su vida inspiró la película Gorilas en la Niebla, del mismo título que su libro.
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