Sebastián Manzi es un joven de nuestra ciudad que tiene 26 años y es padre de tres criaturas. Ayer por la tarde se encontraba en una cama del hospital municipal aguardando ser trasladado en la madrugada de hoy al hospital «Santa Lucía» de Buenos Aires, centro asistencial especializado en problemas de la visión.
Sebastián estaba con un amigo en uno de los «boliches» nocturnos de Baradero, sito sobre calle Santa María de Oro y salió de allí con un compañero, ambos en la misma moto, rumbo a sus domicilios.
Los jóvenes circulaban por la calle Anchorena y al llegar al cruce con Darragueira, otros muchachos que allí se encontraban algo le gritaron con la intención de provocarlos. Seguramente nada hubiese ocurrido si Sebastián y compañía continuaban su marcha, pero esa no es la historia, lo cierto es que se detuvieron a preguntar qué pasaba y allí comenzaron las agresiones en medio de las que Sebastián y su acompañante se hallaron en clara minoría.
Las cosas comenzaron a complicarse y, de repente -«yo no lo vi»- asegura Manzi, alguien se le acercó, con una baldosa arrancada de la vereda en mano, asestándole un fuerte golpe en la cara, cerca del arco superciliar izquierdo. «A partir de ahí no recuerdo más nada» relata el joven agredido.
Sebastián tiene desprendimiento de retina y de acuerdo a la opinión de un oftalmólogo que lo revisó, posiblemente haya una fisura que ocasionó un coágulo y por lo tanto tiene impedida la visión del ojo izquierdo.
Aprovechando la pelea, alguien, muy rápido de reflejos, se llevó la moto y ni Sebastián ni su compañero conocen a sus agresores. ¿Será esta vez posible que las tan promocionadas cámaras de seguridad sirvan para algo?
Gentileza de El Diario de Baradero
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