En todas las instituciones, el trabajo mancomunado de sus dirigentes, socios, deportistas, empleados, etc. Es fundamental para crecer. Todos en mayor o menor medida contribuyen haciendo muchas veces los sueños realidad.
En abril del 2011, el Club Atlético Baradero anunciaba por medio de su flamante Presidente, Gabriel Descalzo, que el objetivo principal de su gestión y la comisión que lo acompañaba, era la construcción de un Estadio de Básquet. Muchos a pesar de ver las imágenes de Power Point en pantalla gigante, descreyeron. No por desconfianza, sino porque dadas las condiciones era casi utópico.
Este jueves, por la noche al cumplirse el 109 Aniversario de la Institución, se inauguró la primer etapa, la más importante, del Microestadio de Atlético. Hubo exhibiciones, autoridades, dirigentes, alegría y la satisfacción de haber alcanzado un sueño.
Muchas personas hicieron esto posible, mediante aporte económico, trabajo, tramites, etc. Quienes en su conjunto decidieron no imponerle un nombre al microestadio porque consideran que es una obra de todos para todos.
Nosotros nos tomamos el atrevimiento, sin intenciones de ofender a nadie, de destacar en el nombre de una persona, a todos los santos soñadores del «Negro», que dejan hoy un enorme legado a cientos de pibes de Baradero que por varias generaciones podrán contar con una cancha profesional para la práctica del Básquet y otros deportes.
Ese nombre es Román Misenti, quien siempre callado, con cara de malo y un gran corazón, desde el primer día se cargó el proyecto al hombro y fue el motor, el hacedor de gran parte de esta obra.
Román, podríamos decir que vivió durante más de dos años en el club, entre otras tantas cosas, estuvo en la demolición, el armado de las cabreadas, la colocación del techo, el contrapiso, confeccionó las jirafas y por si esto fuera poco también pintó parte del escudo de Atlético sobre el piso flotante.
No queremos ser injustos, no olvidamos que fueron muchos los participes de esta atropellada a favor del progreso, pero nos permitimos destacarlo a él y estamos seguros que todos coinciden que es justo decirlo.
En él nuestra felicitaciones a los que creyeron que era posible.
las grandes obras las sueñan los santos locos, las realizan los luchadores natos, las aprovechan los felices cuerdo y las critican los inútiles crónicos
Fotos: Gastón y Maxi Misenti
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