Por desgracia en la Argentina no se reconoce al criollo Hernando Arias de Saavedra (1561-1634) como lo que fue, nuestro primer gobierno patrio. Seguramente no es casualidad, como tampoco lo es que ya nadie recuerde qué era un «juicio de residencia», pero al mismo tiempo se nos hable con frecuencia en los medios del sistema acerca de cosas como el «juicio por jurados» y otras instituciones exóticas que, según nos dicen, nos convendría transplantar de países de cultura diferente a la nuestra.
Básicamente, un Juicio de Residencia era un proceso que se le hacía antiguamente en el imperio español a cada funcionario al término de su gestión, hubiese sido mala o buena, y donde un juez, normalmente su sucesor en el cargo, podía escuchar y analizar los distintos cargos que pudieran hacerle a aquél. El funcionario saliente no podía dejar su cargo, ni asumir ningún otro sin pasar por dicho proceso. Pues bien, Hernandarias, -guerrero, explorador, fundador, administrador, defensor de la Fe- habiendo ocupado cinco veces la gobernación del Río de la Plata, debió pasar otras tantas veces por estos Juicios de Residencia, de los cuales salió completamente airoso pese a las intrigas generadas contra él por ciertos grupos de presión a los cuales debió hacer frente en su gestión de gobierno. Nos estamos refiriendo a determinados agentes «sospechosos en cuestiones de fe», de origen portugués, que participaban activamente del contrabando en el puerto de Buenos Aires. Hernandarias no vaciló en hacerles frente y llevarlos a proceso, destapándose en el mismo una red de corrupción tan grande que se debieron suspender temporalmente las investigaciones por haberse quedado sin papel para redactar más actas en toda la colonia.
Fuente: Gabriel Martínez (facebook).
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