Soy Fanny Mazzarella, tengo 18 años y vivo en Baradero.
A fines del mes de agosto del año pasado (2013), fui a Francia a hacer un Intercambio Cultural patrocinada por el Rotary Club de Baradero.
El intercambio consiste en ir a otro país durante un año, convivir con las familias del lugar e ir al colegio, con la intención de aprender la cultura, el idioma, las formas de vida, entre otras cosas, de dicho país.
Llegué a Francia el 23 de agosto, con pocos conocimientos del idioma, pero muy entusiasmada por aprenderlo. Pasé mis primeros cuatro meses en casa de Françoise, mi primera familia, quien, junto a Bruno, su pareja, me fueron ayudando a dar mis primeros pasos en Francia; me enseñaron su cultura, su gastronomía (la cual tengo que admitir es muy buena), me enseñaron el idioma, me enseñaron a esquiar, pero sobre todo me acompañaron con mucho amor en este camino.
En todo este primer tiempo comencé la escuela, lugar en el que me recibieron con los brazos abiertos, donde conocí a mis amigos franceses y donde pasaba la mayor parte de mi día.
Fui conociendo al Rotary de Tarare (mi pueblito), un Rotary muy activo, muy acogedor, un Rotary que siempre nos tenía en cuenta y pensaba en nosotros tres, los intercambistas. Un Rotary que nos dio la oportunidad de conocer Alemania, y dormir en casas de familias, para poder ver nuevamente otra cultura diferente; un Rotary que también nos llevó a los Alpes a esquiar, y un Rotary con el que compartí muchos momentos de mi intercambio.
También durante este tiempo conocí a quienes se convirtieron en mis mejores amigos: Ricky y Ze (mexicano y brasilero respectivamente), dos intercambistas que vivían en el mismo pueblito que yo, que pasaban por las mismas familias que yo, con quienes compartía las mismas clases de la escuela y con quienes además disfrutaba mis fines de semana en Lyon, mis viajes y mis vacaciones.
Durante estos primeros meses, mi tercera familia (y familia del brasilero en su momento), nos llevaron a los tres a conocer la côte d’azur de Francia, lo que sería: Niza, Canes, St Tropez, Avignon y pequeños pueblos de alrededor.
En el mes de enero cambié de familia, como lo dice lo establecido por el Rotary. En este momento me di cuenta de la importancia de cambiar de familias, ya que no todas son iguales, y para conocer la realidad de un país es necesario hacer el cambio.
Mi segunda familia, a diferencia de la primera, era muy deportiva, entonces hacíamos mucho deporte. Además mi mama era mi profesora de Inglés del colegio, lo que nos llevó a compartir mas tiempo juntas y a conocernos mejor.
Tan simpática y dulce como la primera, me siguieron ayudando con el idioma, y además, nos llevaron a conocer Paris (Capital francesa) y toda la región de Normandía.
Durante este tiempo también, en el mes de abril, realicé una Misión Humanitaria en Senegal, África, con mi colegio francés. Una experiencia hermosa que me enseño que no necesitamos cosas materiales para ser felices, que con solo un par de piedritas y unos palitos podemos hacer miles de juegos y podemos sacarle una sonrisa a un niño, una experiencia que me enseñó el gran valor del agua, y su escasez en determinados lugares.
Construimos dos escuelas allá y compartimos mucho tiempo con esa gente maravillosa de ahí, que, a pesar de no tener nada, nos daban todo de ellos para que estemos bien, gente realmente trabajadora y con un corazón enorme. Personas de quienes tenemos mucho para aprender
En el mes de mayo, cambié por tercera vez de familia, una nueva casa, con nuevas personas, nuevas costumbres y otra vez muy distintas a las anteriores; pero muy atenta y amable.
Durante este tiempo, hice un viaje con los intercambistas de mi distrito de Lyon por Europa (Paris, Alemania, Praga, Viena, Italia, etc.), otra experiencia hermosa y muy divertida, que nos unió todavía mas con los intercambistas.
Cuando regresé de este viaje, una invitación al Foro Mundial de la Paz esperaba ser respondida. La recibí como consecuencia de una carta que había escrito al Foro contando sobre mi mejor amiga, Sabine, una chica de Siria, con la que empezamos juntas el colegio francés el año pasado y quien vivió dos años en la guerra, en la ciudad de Damasco (viendo las peores cosas que una persona puede ver) y que hoy en día se encuentra refugiada en Tarare junto a sus padres y su hermano. Muy conmovida por esta situación de verla tan mal escribí una carta expresando mis deseos de paz en el mundo y mi indignación por el saber que todavía, en el siglo XXI, seguimos sufriendo por estos terrores. El Foro estuvo muy interesante, con muchas conferencias y debates sobre las diferentes guerras en el mundo, con gente nativa de estos países en conflicto y con la posibilidad de compartir unos días con estas personas de todas las edades que venían de diferentes partes del mundo.
Un mes después volví a Argentina muy enriquecida con todo lo que viví, y convencida de que el Intercambio no es un año en tu vida sino una vida en un año.
Agradezco al Rotary por haberme brindado esta oportunidad.
Fanny Mazzarella
Exchange Student
Francia 2013/2014
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