Se lo ve siempre acicalado recorriendo las calles de la ciudad. En sus manos lleva una limpia y pequeña caja de cartón, dentro de ella los productos panificados que él mismo elabora y ofrece, muy respetuosamente, a todo aquel que se cruce en su camino o casa por casa según sea el caso.
Su nombre es Andrés Jaque, nacido en la localidad de Ingeniero Huergo de nuestra provincia de Río Negro; llegó a Baradero como esposo de una baraderense. Maestro de escuela para chicos especiales, se inscribió en una de ellas y trabajó un breve lapso, pero cuestiones burocráticas en las que no quiso ahondar, hicieron que el sueldo que le llegara fuera menos de la mitad del comprometido y puesto en una situación difícil, optó por elaborar sus productos artesanalaes y salir a la calle a ofrecerlos cada día.
«No me puedo quejar -dice- la gente me compra y obtengo lo suficiente para dar de comer a mi familia, espero seguir así con la ayuda y la bendición de Dios» dijo, dejando entrever a un hombre creyente.
Con la educación que constantemente exhibe, Andrés, posó para la foto y luego continuó su camino en busca del sustento diario, quizás acompañado, como él cree, de la bendición y la ayuda de Dios.
El Diario de Baradero
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