En el acceso a la ciudad, a pocos metros del cruce de las Rutas 9 y 41, esta la Parrilla «El Encuentro», allí Marcelo junto a su esposa y sus hijos ofrece servicio de parrilla los fines de semana al mediodía.
Esta familia, oriunda de San Martín se radicó hace 15 años en Baradero y con trabajo, esfuerzo y dedicación hicieron crecer este negocio que ofrece mucho más que un almuerzo.
El predio que rodea el comedor, está repleto de diferentes atractivos, desde antiguas herramienta de campo, una vieja camioneta, la llama que parece una estatua y solo reacciona cuando los niños se acercan a darle trozos de pan.
La cartelera, banderas y todo el despliegue de colores sumado a la bienvenida de sus dueños es sumamente agradable.
El interior es una mezcla de museo rodeado de mesas llena de comensales, en las paredes, colgando del techo y en todos los rincones hay reliquias, que Marcelo como buen cazador de tesoros fue comprando y las comparte con todos; colecciones de revistas, patentes, botellas, pequeñas herramientas, embases y muchas cosas más decoran el lugar. En el fondo, separado por una reja hay un verdadero museo, donde se destaca el mostrador, las estanterías y otros mobiliarios de lo que alguna vez fue el boliche de campo de Modesto Miguel.
En la parte externa, al lado del salón, para que los adultos disfruten de la sobremesa y los niños no se aburran hay un pelotero y juegos para chicos.
El menú consiste en una completa parrillada acompañada de varios tipos de ensaladas y papas fritas. Los postres son variados, pero se recomienda el flan casero.
En este emprendimiento familiar, Marcelo es el asador y encargado de relaciones públicas, su esposa de la cocina y sus hijos atienden las mesas.
El 80% de los clientes son personas de afuera que están en medio de un viaje y el porcentaje restante son baraderenses.
Pegadas sobre un vidrio se pueden ver cientos de fotos con diferentes artistas como David Bisbal, el Chaqueño Palavecino, Florencia Bertotti, Jorge Rojas, Las Palmeras y muchos más.
Es agradable saber que la primera o única imagen que muchos se llevan de nuestra ciudad es este lugar, que a pesar de no ser reconocido como tal, ofrece mucho más que un almuerzo al paso, preserva parte de nuestra historia y la muestra como vidriera del poblado más antiguo de la Provincia de Buenos Aires.
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