El fútbol tiene un montón de cosas, cosas muy lindas, otras no tanto, el fútbol requiere de mucho esfuerzo, de Dirigentes, de cuerpo técnico y por sobre todas las cosas de los jugadores. Se trabaja duro en la semana, se le quita horas a las familias, se juega por casi nada a cambio, solo por el sabor de la victoria, de llevarle una alegría a tu gente y ver los colores de tu equipo en lo más alto. Al fútbol lo forman, los anteriormente descriptos, más los dirigentes de las ligas, del consejo federal, los hinchas y también los árbitros. Árbitros que tienen la obligación de impartir justicia, de equivocarse lo menos posible, de en cuestión de segundos tener que marcar una infracción o dejar seguir, tal vez los más perjudicados en el número de simpatizantes, ya que siempre están solos…y por eso muchas veces en algunas decisiones le damos la derecha.
Pero cuando aparecen árbitros como Juan Ignacio Bruno, que vienen a sacar partidos, que se cagan en el esfuerzo de los jugadores, cuerpo técnicos, dirigentes, hinchas, que les da lo mismo pitar o no pitar con tal que el partido termine lo más pronto posible, que encima al final del partido y cuando se tiene que ir custodiado por cinco policías y a alta velocidad como si fuera un delincuente que acaba de ser detenido, da mucha bronca, más que bronca te da mucha impotencia.
Iban 30 minutos del primer tiempo cuando Kevin Caminero es agarrado con las dos manos por el defensor de la Emilia a quién le había ganado la posición y se iba directo al mano a mano con el arquero. Juan Ignacio Bruno se hace el desentendido, el línea N°1 Ricardo Romero a tres metros de distancia, lo mira al árbitro para señalarle el penal, pero como Bruno sabiendo que lo estaba mirando no le da bolilla, el cobarde de Romero no es capaz de levantar la bandera y cobrarlo por su cuenta. Eso pasa cuando muchas veces en la interna del vestuario del árbitro se dicen, “salvo que les pregunte yo ustedes no marcan absolutamente nada”, Al termino del primer tiempo, el asistente le habría dicho a un integrante del cuerpo técnico, “Lo mire para cobrarlo pero Bruno no me miró” confirmando lo anteriormente descripto.
Iban 32 minutos del Segundo tiempo, Kevin Caminero gana una pelota dentro del área, el defensor de La Emilia le pego un patadión que se sintió desde el arco de enfrente, literalmente lo levanto 50 centímetros del suelo, y cuando todo el mundo , incluidos los jugadores de al Emilia pensaron que cobraba penal, Juan Ignacio Bruno sarcásticamente cobró tiro libre para la visita, Insólito, increíble, vergonzoso, casi casi al límite de los delictivo.
Al consultar al árbitro al final del partido , este le habría dicho al mismo interlocutor que en el entretiempo que había cobrado posición adelantada y que por eso anulaba el penal, mirándolo al línea Moreno, quien con un gesto de “no sé nada” dijo no haber levantado la bandera . a otro le dijo que había plancha, y por eso anulo la jugada del penal, como buscando otra coartada que para ese momento lo ponían a Bruno en el escalón más alto de los impresentables y a los dos líneas sin ningún tipo de huevos para tomar decisiones los ponía a la altura de Anastassia Stell en la película Cincuenta Sombras de Grey, por el estado de sumisión hacia el juez del partido.
Y como si esto fuera poco, desde la ventana del vestuario de los árbitros se escuchaban acaloradas discusiones de los tres, que decían fue penal, porque no me miraste… . En fin …. Paso Juan Ignacio Bruno y sus aliados por Baradero… dejaron mucho que desear… no solo como árbitros.
Fue empate 1 a 1… entretenido partido… el Lobo sigue vivo… a pesar de Bruno
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