La Iglesia advirtió que el narcotráfico es un drama nacional, por lo que reclamó políticas públicas explícitas y firmes para eliminar esta “plaga”, y atribuyó el crecimiento del narcodelito en las últimas dos décadas a la “complicidad del poder”.
La Conferencia Episcopal Argentina (CEA) presentó el documento “No al narcotráfico, sí a la vida plena”, en el que denunció que el país vive una gran indefensión institucional como consecuencia del avance del crimen organizado que “carcome el Estado de Derecho”.
La Iglesia exigió a los poderes ejecutivo, legislativo y judicial que instrumenten políticas de Estado adecuadas y explícitas, concretas y firmes, para eliminar el narcotráfico y el narcomenudeo. Los obispos insistieron en advertir en el documento que el narcotráfico y otras mafias crecieron enormemente en las últimas dos décadas, y afirmó que la presencia y difusión de las organizaciones narco es incomprensible sin la complicidad del poder en sus diversas formas. “Es doloroso constatar que, además, las drogas, signos de muerte, se producen en la Argentina. Instalando su propia ley, el narcotráfico va carcomiendo el Estado de Derecho. Progresivamente los conflictos van abandonando la legislación y los tribunales, para resolverse con la ley de la fuerza y la violencia”, aseveraron.
“Con dolor vemos que las reservas morales de nuestro pueblo se ven amenazadas por el narcotráfico, que desintegra el tejido social. En las zonas periféricas, en algunos barrios y villas, el vendedor de droga se ha convertido en un referente social”, dijeron. El documento fue presentado por monseñor José María Arancedo.
¿Y por casa cómo andamos?
No caben dudas que las palabras de los obispos son para todos y por lo tanto, también para los responsables de gobernar cada ciudad. Mucho se habla en Baradero del tráfico de drogas, pero solamente se habla ya que poco se hace para combatirlo. Si una entidad como la Conferencia Episcopal Argentina nos dice «que la presencia y difusión de las organizaciones narco es incomprensible sin la complicidad del poder en sus diversas formas», significa que les consta esa situación. Personas de enorme experiencia como son los obispos que la componen, no hablan porque sí; lo hacen con fundamento.
Siempre se dice que la autoridad sabe todo lo que pasa, extraño resulta que en nuestra ciudad todo el mundo sepa dónde y quien vende la droga pero la impunidad sea reina.
Toca a las autoridades entrantes, entre tantas cosas, poner la mirada y el lente preciso sobre este problema que, poco a poco, tal como expresan los obispos, va minando las reservas morales de nuestro pueblo.
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