Dos docentes argentinas resultaron electas entre ocho mil maestros de 148 países que se postularon a lo largo 2015 para participar de la competencia por el Global Teacher Prize, algo así como el Premio Nobel para el mejor maestro del mundo, sólo 50 acaban de quedar preseleccionados para la gran final, que llegará en marzo próximo.
Se trata de la analista de Sistemas y docente Graciana Goicoechandia, de Las Flores, en provincia de Buenos Aires, con un vasto trabajo vinculando pedagogía y nuevas tecnologías, y de la docente de la Escuela Hospitalaria N°1, que funciona en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez, Inés Bulacio, maestra de grado y responsable del taller de medios de comunicación en esa institución.
El premio internacional Global Teacher Prize se creó con el objetivo de reconocer la labor de aquel docente excepcional que haya realizado su aporte a la profesión y también para poner énfasis en la importancia del rol que cumplen los docentes en la sociedad. A través del descubrimiento de miles de historias de héroes que han transformado la vida de los jóvenes, el premio pretende dar vida al excelente trabajo de millones de maestros de todo el mundo. El premio, considerado como el Nobel a la enseñanza, es 1 millón de dólares y será la segunda vez que se entregará.
Las protagonistas
Inicialmente, Graciana Mabel Goicoechandia se formó como analista de sistemas, pero más tarde se pasó al área de la enseñanza y llevó sus habilidades tecnológicas al salón de clase, en donde un grupo de sus estudiantes logró estar entre los 15 grupos de estudiantes más expertos en Internet de la nación. Esta docente ganó un concurso organizado en conjunto por Microsoft y el Ministerio de Educación (2007), fue reconocida como una «Mujer distinguida de la Provincia de Buenos Aires» por la Cámara de Diputados de la provincia (1997) y recibió el premio como una de las «Mujeres innovadoras del 2012» otorgado por el Senado de la Provincia de Buenos Aires.
Inés Bulacio, quien ejerció en el ámbito de la docencia por casi 30 años, es maestra particular y enseña en el hospital, con técnicas y lecciones que pretenden garantizar el derecho a la educación para aquellos estudiantes que, por cuestiones de salud, no pueden asistir a una institución educativa. De esta manera, se evita el problema del ausentismo, la repetición de grados y la deserción escolar. Entre sus estudiantes se encuentran niños y adolescentes con enfermedades leves, graves o crónicas, muchos de los cuales provienen de sectores pobres, y no solo de diferentes regiones de Argentina, sino también de otros países latinoamericanos. (InfoGEI) Mg
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