
El principal producto turístico de Gualeguaychú está en problemas: dejó de ser rentable. El resultado económico del último verano encendió una luz roja en los organizadores de la fiesta. Este año la venta de entradas cayó un 30 por ciento respecto a 2015, y un 25 % menos que en 2009, el peor de la historia, cuando el carnaval se suspendió en febrero de ese año por el brote de cólera.
“Se recaudó la mitad de lo que necesita para cubrir los costos”, según reveló la consultora contable Fernández-Tesone, que lleva los números del espectáculo, al periodista Marcelo Lorenzo del diario El Día de Gualeguaychú.
Se vendieron apenas 67.000 entradas, la cifra más baja de la historia, situándose en 22 mil entradas menos respecto a 2009, el peor año hasta aquí contabilizado, cuando el show se suspendió en febrero a causa de la epidemia de cólera.
Respecto del año 2015, cuando se vendieron 94.000 entradas y parecía que se encontraba el piso de la caída, resultó que este año “cerró con 27 mil entradas menos”.
Según el contador Diego Fernández, de la consultora local, con 140.000 entradas mayores vendidas el Carnaval es saludable. Por debajo de esa cifra mágica, por tanto, la ecuación económica se complica.
El problema es que desde el verano de 2012, en que se vendieron 134.000 entradas, el Carnaval se viene alejando, temporada tras temporada, de la marca ideal de recaudación.
En 2013 la caída se profundizó, vendiéndose 119.000 entradas; en 2014 vino menos público, al venderse 94.000; igual que en 2015, con recaudación parecida.
Pero 2016, con 67.000 entradas, es lo más parecido a una debacle. Independientemente del problema estructural de la fiesta -que está inmersa en una pendiente comercial que amenaza su sustentabilidad- el verano último no deja de ser un fenómeno sui géneris.
En efecto, aquí se conjuraron varios factores que conspiraron objetivamente contra la fiesta. En opinión de Fernández, “la devaluación de la moneda en diciembre, y el posterior anuncio de los ajustes de las tarifas eléctricas, acobardó a mucha gente, que prefirió no vacacionar”.
Para Fernández “es evidente que hay un problema de baja capacidad de consumo. De hecho este año el turista del Carnaval gastó individualmente por día $756. Y el año pasado gastó $780. Pero en uno y otro año hubo inflación. Con lo cual su poder de compra ha bajado objetivamente”. (InfoGEI)Jd
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