
El último cordón cuneta se construyó en calle Pacheco de Melo.
Cuando en Baradero una calle de tierra recibe el beneficio del pavimento experimenta un cambio tan notorio que aún el menos avisado de los vecinos deja de advertir. Quizás el más visible de estos casos sea el de calle 4 de Febrero que en sus varias cuadras de tierra se mantenía anodina, llena de terrenos baldíos, en su mayoría cubiertos de malezas y con escaso tránsito.
Bastó que se construyera el pavimento y toda la zona se pobló casi de inmediato, se revalorizaron las propiedades pasando a ser una de las zonas más costosas de la ciudad y hoy es una calle con tránsito casi continuo.
Como quedó expresado, todo el beneficioso cambio se produjo a partir del pavimento y sería importante que las varias calles que dentro de la zona urbana de Baradero aún carecen de él lo tuvieran cuanto antes para que la ciudad toda se transforme.
Alguna vez, desde estas mismas páginas se ha relatado la forma en que la misma Municipalidad de Baradero, construyó cuadras enteras de pavimento y creyendo que tal cosa pudiera repetirse, El Diario hizo consultas, entrevistó a ex funcionarios y llegó a algunas conclusiones que aquí serán expuestas.
Las primeras cuadras de pavimento se hicieron durante las postrimerías de la última administración de Luis Emilio Jeanmaire, continuaron cuando Jorge Nelson Casey lo reemplazó y durante la intendencia de Eduardo Rabellino se hicieron las últimas cuadras con el sistema que a continuación se relata.
Los ingenieros Semino y Blasi tenían a cargo una cuadrilla de personal municipal debidamente entrenado en la construcción del cordón cuneta y el posterior pavimento. Empleados de la administración municipal se ocupaban de entrevistar a los vecinos beneficiados y plantearles las varias formas de pago de los metros de frente que les correspondían. Se pavimentaron varias cuadras con este sistema que era muy económico para el vecino puesto que la mano de obra resultaba gratuita ya que los ejecutantes del trabajo, como se anticipó, eran operarios municipales que tenían entrenamiento por lo que hacían el trabajo con mucha rapidez y eficiencia.
La calle Sánchez de Bustamante es una de las que se pavimentó, aproximadamente desde Tomás Edison hasta Lino Piñeiro, mediante el sistema vecinos-municipio y, si bien se mira, esa calle, a la que siempre se le negó el mantenimiento correspondiente, como a todas en realidad, se mantiene en buen estado de transitabilidad hasta la fecha.
Existen hoy personas que trabajaron en ese tiempo y que aún se desempeñan en el municipio. Esas personas creen que es posible reanudar la experiencia y que si bien los moldes que se usaban ya no están, es posible conseguirlos como así también capacitar nuevamente al personal para ejecutar las obras.

El cordón cuneta, que da otro aspecto y mejora las calles.
Podría empezarse, para ir ensayando, con las construcción del cordón cuneta donde haga falta ya que el municipio cuenta con maquinaria flamante para hacerlo y ya se conoce la transformación que eso implica.
Seguramente que no ha de tratarse, como habitualmente se dice, de «soplar y hacer botellas», pero tampoco se trata de intentar poner un satélite en órbita, máxime cuando hay experiencia en la materia y está disponible para continuar.
Sería de enorme interés para toda la población reflotar esta idea y más que nada ponerla en práctica, muchos serán los agradecidos y hasta la comuna terminará favorecida porque el mantenimiento de las calles de tierra, que tanto tiempo insume y maquinaria requiere, será de mucha menor cuantía, hecho que redundará en beneficio del erario público.
El Diario de Baradero
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