La ex Presidenta visitó la cooperativa Futuro Ensenadense, allí dirigió un discurso a los presentes, cuya transcripción completa se puede leer seguidamente:
La verdad que cuando Mario me propuso venir a Ensenada, a mí querida Ensenada, porque no se olviden que yo soy de acá al lado nomás, cerquita de La Plata, me propuso venir a conocer la cooperativa de los compañeros, que encabeza el compañero Luis con 52 trabajadores y la verdad que, debo ser absolutamente sincera, no esperaba encontrarme con esta muestra de amor, cariño, afecto y militancia, porque también es parte de esto.
Cuando ingresaba a la ciudad, me acordaba de otra Ensenada, la Ensenada de mis años jóvenes, que no tiene nada que ver con esta Ensenada de hoy, pujante, creciente. Es el producto también, como señalaba Mario, de políticas públicas, la recuperación de YPF para el pueblo de la Nación, para el patrimonio de la Nación.
Pero yo quiero referirme a algunas cuestiones que hizo recién mención Mario, y sé que por ahí él se va a enojar, pero no importa, yo las voy a decir igual. Porque él está con eso de “Cristina conducción”. Mire, ¿saben lo que quiero? Que no digan Cristina conducción, quiero que digan Cristina militante, junto a todos y cada uno de ustedes, siempre. ¿Saben por qué? Porque sé que son momentos difíciles para nuestro pueblo, pero quiero decirles a todos y cada uno de ustedes, y no solamente a los que hoy, en esta tarde maravillosa de sol, han querido juntarse para compartir, para acompañarnos.
Quiero dirigirme a todos y cada uno de mis compatriotas. En momentos difíciles, en momentos donde parce que vienen a arrebatarnos los derechos y las conquistas que tan duramente se han conseguido después de tanto sacrificio y de tanta tragedia que ha tenido que vivir el pueblo argentino a lo largo de su historia, quiero decirles, compatriotas, que en los momentos difíciles los argentinos, los ciudadanos, tenemos dos opciones frente a un camino difícil: o nos subimos al auto de la autocompasión, de compadecernos, que van mal las cosas, que no se puede hacer nada, o nos subimos al auto de la autoestima, nos subimos a la convicción de que sabemos que las cosas que hemos logrado, nadie nos regaló nada, nos la hemos ganado con esfuerzo, con trabajo.
Cada pibe que pudo ingresar a la universidad debe saber que nadie le regaló nada, porque tiene derecho siendo hijo de trabajadores a ir a esa universidad. Cada uno de los obreros de una cooperativa como la de Luis, o de los trabajadores de la refinería de YPF o del ITEC de tantas otras fábricas, ese puesto de obrero no se lo regaló nadie, fue producto de un proyecto nacional que hizo de la industria un puntal para la generación de puestos de trabajo y el crecimiento del país.
Cada jubilado que pudo ser incluido porque… No, gracias a mí no. Gracias. Los hombres y mujeres que ocupamos circunstancialmente el puesto de mando más importante que te puede otorgar el pueblo argentino, somos un instrumento en definitiva. Ese instrumento puede servir para incluirte en la jubilación, para incluirte en el trabajo, para incluirte en la universidad, en la escuela, en los derechos, o también puede ser un instrumento de exclusión. Pero tenemos que tener en claro que los que deciden si se conforma o no un proyecto que realmente lleve felicidad a un pueblo y mucha grandeza a la Nación, no es la voluntad de un dirigente sino la voluntad inclaudicable de millones de argentinos que están dispuestos a defender lo logrado y a seguir avanzando.
Por eso, por favor, que nadie los convenza que ese auto que se pudieron comprar era un lujo inmerecido, que nadie los convenza que el aire acondicionado que suplantó al viejo y oxidado ventilador era un derecho que no se merecían. Yo quiero que nadie los convenza que esa jubilación que lograste no te correspondía, que nadie te convenza computadora a la que tu hijo recibió en el colegio y que le permitió acceder, como el resto de los chicos, al mundo nuevo y contemporáneo, era un privilegio. Al contrario, deben saber que todas y cada una de esas cosas son a las que tienen derecho por el hecho de ser ciudadanos y tener derecho al trabajo, a la vida, a la educación, a la salud, al progreso en definitiva.
Porque observo, siempre he sido muy observadora, observo que últimamente hay como algunos que quieren convencer a los argentinos que vivían demasiado bien y que entonces… ya sé que no los convence nadie. Es más fácil convencer a algunos dirigentes, pero al pueblo no. Pero no se hagan problema. ¿Cómo hacer para que todas y cada una de esas conquistas, todas y cada uno de esos derechos sigan en cabeza de sus titulares? Y fundamentalmente también seguir avanzando, porque una sociedad, un pueblo, necesita seguir creciendo económicamente para incorporar más gente, porque los pibes van cumpliendo 18 años y entonces hay que tener fuentes de trabajo para ocupar a esos pibes que salen del colegio o salen de la universidad y son entonces ya potenciales trabajadores.
¿Cómo hacerlo? Y por eso creo Creo que entrar en discusiones dirigenciales y superestructurales no vale la pena, divide, confunde, aburre y cansa, porque la gente necesita que le hablen de sus problemas, no de los problemas de los dirigentes. Los dirigentes nunca tienen problemas, los que tienen problemas son los ciudadanos de carne y hueso. Entonces, por eso, frente a los que dicen la conducción, yo no, quiero ser militante fundamentalmente. Y quiero además que nadie confunda el tema militancia con algo partidario, porque de esa manera podríamos excluir a otros que por allí no se identifican con nuestras ideas y acá la idea no es excluir a nadie, sino incluir, unir, juntar, ¿porque saben qué? Sin la unidad de los trabajadores, de los estudiantes, de los docentes, de los comerciantes, los empresarios es imposible avanzar. Si nos dividen es entonces ahí donde estamos perdidos. Cuando hablo de Cristina militante, hablo militando junto a ustedes, en cada lugar: el universitario en ese lugar, para que pueda seguir estudiando y siga abierta a que otros más se incorporen; en el colegio, el docente tiene que militar para que los chicos vayan a estudiar y no a comer al colegio, porque habíamos logrado que los chicos que no fueran a comer a los colegios; el comerciante también militando en su asociación junto a sus pares para que no le apliquen tarifas que no va a poder pagar y que va a tener que terminar cerrando su comercio; luchando también y militando cada uno en el espacio de su actividad. Obviamente los que somos militantes políticos nos juntamos en la básica, nos juntamos en la organización, pero hay un montón de gente, un montón de ciudadanos que tienen otros espacios. Tenemos que enseñarles también, que trasmitirles que la militancia es fundamentalmente la política, pero no la política de un partido, sino la política que permite cambiar y mejorar la vida de la gente.
A muchos los hicieron confundir, el bombardeo mediático, el picaseso permanente los hizo confundir. Y claro, muchos creyeron que habían podido abrir su comercio porque era producto de su esfuerzo y no porque teníamos millones de argentinos que se habían incorporado al consumo y entonces era bueno tener un comercio; muchos creyeron que habían conseguido un buen trabajo porque se habían esforzado, porque se habían preparado; muchos creyeron que habían podido por fin ingresar a la universidad porque sus padres habían trabajado Y una parte es cierta porque sin el esfuerzo personal es imposible avanzar ¿Pero cuántos años estuvieron esforzándose los argentinos? ¿O antes del 2003 los argentinos se levantaban a las doce el mediodía y eran todos vagos? No señor, eran los mismos argentinos que cuando tuvieron la oportunidad de demostrar que valían, que si el Estado los apoyaba podían estudiar, podían fundar empresas, podían abrir comercios, podían tener una fábrica, entonces lo hacían.
¿Qué fue lo que pasó? Simple. No, porque si uno se centraliza únicamente en el que circunstancialmente el gran poder puso ahí, se equivoca. Miren un poco atrás del sillón y van a ver los que lo pusieron, y van a ver que son fundamentalmente desde los grandes medios de comunicación y fundamentalmente los sectores financieros internacionales. No carguemos las tintas en aquellos que… bueno, que no importa. No vengo acá hablar mal de nadie porque mi idea es hablar bien de ustedes y con ustedes, que es lo que más me interesa. No quiero perder el tiempo hablando mal de otros. Quiero ganar el tiempo hablando con ustedes y explicando lo que creo que tenemos que hacer todos.
Primero, unidad, porque además, mis queridos compatriotas, con las cosas que están pasando, con esta inflación que se ha disparado, con la inseguridad, con el tarifazo y podría seguir durante horas, también con la generación de un estado policial que persigue a los militantes políticos. Hoy mismo me hablaban de una bomba molotov contra una unidad básica de los compañeros de juventud, o lo que pasó también hace poco en marzo cuando balearon, desde un edificio un francotirador, militantes y casi mata a dos compañeros. Esa violencia, nosotros tenemos que ser hoy mejores que nunca. Cuando nosotros íbamos a nuestros actos cantando felices, con nuestras banderas, es eso lo que tenemos que hacer. Que el odio y la violencia de los demás no nos contagien. Por favor, tenemos que ser lo suficientemente buenos, maduros, para saber que van a tratar de provocar. Por eso les digo a todos que no vine a perder el tiempo hablando mal de los demás, vengo a ganarlo hablando de las cosas buenas que todavía faltan hacer en nuestro país y de cómo podemos hacerlas.
Por eso quiero agradecerle a Mario. Voy a confesarles algo, siempre decían “tenés que ir de vuelta a Ensenada para ver todas las obras de Mario, todo lo que hizo Mario”. Mario, un gran intendente que supo… Les voy a contar algo. La otra vez que estuve con Hebe me decía “tenés ir a Ensenada porque Mario hizo maravillas y te tiene que mostrar las cosas que ha hecho en Ensenada”. Pero Hebe, cómo no voy a saber las cosas que Mario hizo en Ensenada si juntos las hicimos, porque esta es la otra cuestión. La articulación que pudimos armar con muchísimos intendentes que ni siquiera eran de nuestro partido político, entre la Nación y el territorio. Un gobierno que bajó al territorio, que bajó junto a la gente para entender cuáles eran los problemas. Los años de postergación, y tal vez yo conozca como buena platense como pocos la postergación.
Quiero en esta tarde de sol hablar también de la necesidad de que los trabajadores, los jóvenes obreros, se incorporen en las fábricas, en las comisiones internas, en las seccionales, a la militancia sindical. Es imprescindible también articular a los trabajadores porque sobre ellos van a ir. Ya están yendo con un claro proyecto de precarización laboral, de reducir los salarios, que por lo cierto ya han sido reducidos cuando se arreglaron paritarias por la mitad o menos de la inflación y en cuotas. Pero van por más, porque van por lo que entienden es un costo laboral y lo que nosotros entendemos al revés, que es una palanca de la demanda agregada, del consumo interno, para que precisamente con ese consumo interno que tanto nos criticaron y tan poco entendían estuvieran abiertos cada vez más comercios y nuestras pequeñas y medianas empresas y las grandes también tuvieran dónde colocar su producción en un mundo que, también hay que entenderlo, porque muchas veces nos miramos el ombligo y discutimos entre nosotros.
Pero tenemos que saber que hay un mundo lleno de excedentes de cosas. Por eso están entrando a nuestro país que siempre ha producido fruta y nunca ha tenido que importar fruta de otros países, y a menores costos. ¿Saben por qué? Porque vienen con dumping social, y porque hay excedente en todos los países, porque ha caído el consumo mundial, porque cada vez es más regresiva la distribución del ingreso no solamente en la región sino en el mundo. Se consume menos porque los trabajadores ganan menos o no tienen trabajo o vienen los inmigrantes. Esta marea humana que muchas veces vemos en los noticieros, sin recursos, con miseria, con pobreza. Entonces hay mucho excedente, por eso nosotros también pudimos sortear la crisis internacional de 2008 y 2009, pero no lo hicimos de inteligentes, lo hicimos de entender y de saber que teníamos que cuidar nuestro mercado interno, nuestros trabajadores, para que pudieran consumir las clases medias, esas clases medias que por ahí se habían enojado, no todos, pero algunos, se habían enojado porque entraba el vasito de Starbucks o no sé qué cosa. Entonces, te envenenan, y te puedo asegurar que muchas veces perforan la cabeza de la gente, y no es que la gente sea tonta. Este es un fenómeno global, el de la comunicación y de picar cabezas.
Yo siempre le digo, y estaba el otro día en Brasil, el otro día le decía en una charla que me invitaron los compañeros de la UBA, en Filosofía y Letras, yo les decía a los compañeros de la universidad que tienen una inmensa responsabilidad. La responsabilidad de encontrar los instrumentos, los mecanismos para que todos nosotros, absolutamente todos, estemos en condiciones de procesar y de entender el bombardeo de información falsa, tendenciosa, sesgada, que muchas veces nos envían, para estar preparados a informarnos e formarnos, pero para eso tenemos que estar formados primero.
Por eso no hay que enojarse con nadie, hay que tomarse el trabajo y el tiempo de explicar, de hablar, unir, porque de esta manera vamos a poder construir una nueva mayoría que tal vez no nos identifique únicamente con todos los que toda la vida militamos juntos y pensamos igual. Tal vez vengan otros que creyeron que nada de lo bueno que habían logrado lo iban a perder. Entonces la idea es que, como digo yo siempre, ¿vieron que cuando les recomiendan…? y si me permite una digresión el compañero que me habla de TN. Porque vieron que pasa que les recomiendan a todos ahora que hay que comer menos, que si no tenés manteca podés cocinar con aceite. Yo a la tostada le pongo manteca toda la vida, todavía no le he podido poner aceite, pero bueno… Al pan, pan con manteca y azúcar, como preparaba mi abuelo. Pero bueno, ahora tenés programas, animadoras y animadores que te dicen que no necesitás aceite, cómo podés comer sin aceite, cómo podés comer sin manteca, y hasta te dicen, el otro día lo leí en la portada de un diario, que algunos dudan que el desayuno sea una comida importante. Pero bueno, lo leí, letra de molde, en La Nación. Leí que hasta que nos quieren hacer dudar que no hay que desayunar, fijate hasta dónde llega.
Entonces, digo, no hay que enojarse, hay que abrir la cabeza, ser inteligentes y tener memoria. Sí, la memoria, la memoria esa que algunos pretenden ocultar o desviar, la Memoria, la Verdad y la Justicia. Bueno, yo creo que hay algo de eso que menciona el compañero, que hay una suerte de tufillo antiperonista en algunos, pero no son todos. Pero hay una suerte de tufillo, pero bueno, ya se vivieron otras épocas.
Miren, el otro día estuve en Villa 31. Dije que es como el peronismo, la quisieron hacer desaparecer veinte veces y está firme y cada vez más alta. Esto es así. Así que por eso no se preocupen. No se preocupen por eso. Hay que preocuparse sí por volver a colocar en el centro de nuestra atención, de nuestro trabajo, al pueblo, a lo que se necesita hacer para volver a ser felices, a lo que necesitamos esencialmente para que vuelva a surgir la sonrisa y la esperanza, la esperanza de que el día de mañana va a ser mejor que ayer, que ese fue uno de los logros más importantes de nuestro gobierno, más allá de que alguno se levantaría protestando o encendiendo la televisión. Más allá de eso sabíamos que el día siguiente iba a ser mejor.
¿Vieron que les recomiendan lo del aceite, lo de la manteca, que no prendas la estufa, que no prendas el aire acondicionado, que no andemos en patas? ¿Vieron que lo único que no te recomiendan es que apagues el televisor? ¿Se dieron cuenta? Y los plasmas, les voy a decir, consumen mucha electricidad, pero nadie en ningún programa les dice apagá la tele, como esa canción que había puesto uno que yo sé para su campaña. Mirá, apagá un cacho la tele, mirá un poquito lo que pasa alrededor tuyo y después te vas a dar cuenta de que es necesario tener un poco de pensamiento propio. Es más fácil y es mejor, ¿sabés qué? te convierte en alguien más libre.
Y además también saber que ningún nombre es providencial, que no hay salvadores ni salvadoras. Que todos y cada uno de ustedes son los que deben empuñar esa bandera, defender esos derechos y avanzar todos juntos con la mayor cantidad de compatriotas que podamos ayudar, que podamos convencer, que podamos acompañar, en una la larga marcha que es la de la construcción de la soberanía popular por sobre todas las cosas, que de eso se trata.
Por eso, muchísimas gracias, los quiero mucho. Y la verdad que es una tarde muy particular. Pensaba que venía a la cooperativa y gracias por tanto amor, tanto cariño y tanto afecto. Muchas gracias.
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