Es por toda la población del país sabido que los días que corren no son los mejores. Los precios disparados a las nubes y los sueldos inhumados profundamente provocan una estado de cosas que abruma y preocupa a la mayor parte de la población y saber cómo dicho estado de cosas repercute en la sociedad que compartimos es tarea del periodismo, se ha hecho una consulta que ha dejado datos alarmantes.
En nuestra ciudad se vende menos pan y menos leche, síntoma inequívoco de la profundidad de la crisis. La venta de pan cayó aún en las panaderías que se caracterizan por venderlo a bajo precio. En cuanto a lo que sucede con uno de los alimentos de más bajo costo que dispone la población cual es el pollo, lo que acontece es muy significativo.
Un reconocido comerciante del rubro confesó que durante años arrojó, como inservibles, centenares de kilos de alitas, menudos y carcazas ya que nadie los compraba. Ahora no le alcanzan, debiera traer muchos más pollos de los que vende para cumplir con la demanda.
Los maples de huevos cuestan según el tamaño del producto siendo los más pequeños los más baratos; de ese tamaño hasta hace poco no se traían del mercado ya que no había venta. Actualmente pasó a ser el huevo más vendido.
Nuestra sociedad local ha cambiado hábitos y costumbres obligada por las circunstancias, lo mismo sucede en todo el país en mayor o menor medida y al panorama, sombrío sin dudas, se le agrega que todavía no está claro el tema tarifario que pende cual espada de Damocles sobre todos los habitantes.
No son buenas las perspectivas, no es promisorio el panorama.
GM.
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