Con encendidos discursos contra la violencia y las injusticias sociales, y ante una multitud de delegaciones de todo el país se inauguró este sábado el XXXI Encuentro Nacional de Mujeres en la ciudad de Rosario, colmando la explanada del Monumento a la Bandera y adyacencias, convirtiendo a este acto en un acontecimiento histórico.
Bajo el lema «El Encuentro Somos Todas», se resaltó el carácter horizontal, federal, pluralista, autoconvocado y autofinanciado de las jornadas, en un acto en el que las banderas revelaban los reclamos principales de las mujeres, sus organizaciones y sus localidades y provincias.
«Si tocan a una, nos movilizamos todas», «Libertad para Yamila», «Ni una menos» «Ley de Emergencia ya», «Basta de femicidios», «Basta de violencia contra las mujeres», «Por el aborto libre, seguro y gratuito», eran algunas de las leyendas que comenzaban a imprimirle, entre cantos y a pleno sol, un clima de entusiasmo, confluencia y dinamismo al encuentro.
Documento
El trabajo, la concentración de la tierra y el modelo productivo, el narcotráfico, la situación económica, las leyes vinculadas al género, la cultura y la pelea por los derechos sexuales y reproductivos o contra la violencia hacia las mujeres, todos los temas atravesados por la perspectiva de género, estuvieron presentes en el texto de apertura.
El derecho al aborto seguro, legal y gratuito, los casos de Belén en Tucumán, que movilizó a todo el país; el de Ana María Acevedo —muerta por un cáncer tras negarle el acceso a la interrupción de su embarazo—, y el de Yamila en Rosario, condenada por la Justicia provincial luego de sufrir un aborto espontáneo, estuvieron presentes. También el recuerdo de mujeres asesinadas, como Sandra Cabrera, y Chiara Páez, que hicieron estallar el grito espontáneo de «Ni una menos» que resuena cada 3 de junio.
«Todas somos necesarias para transformar nuestra realidad», fue una de las frases del documento que leyeron las organizadoras que sintetizaba la presencia de trabajadoras, desocupadas, sindicalistas, estudiantes, amas de casa, inmigrantes, campesinas, de los pueblos originarias, profesionales, docentes, familiares de víctimas de gatillo fácil, mujeres trans, mujeres en situación de encierro, integrantes de organizaciones sociales, políticas, de derechos humanos, barriales, entre otras.
También se denunció las situaciones de violencia de género, de violencia institucional, de precarización laboral, de pobreza «que recae con mayor fuerza sobre los sectores populares y las mujeres», y responsabilizó a las políticas provinciales y nacionales, al tiempo que, al ser Rosario sede del encuentro, expresaron una fuerte preocupación sobre la situación local y provincial.
«La Argentina sangra por las barrancas del río Paraná, por estos puertos de Rosario, donde manos extranjeras se llevan el 75 por ciento de la producción nacional, por allí circula libremente el tráfico de armas y droga, y la trata de personas», fue una entre muchas denuncias que formularon, además de las vinculadas puntualmente a la violencia de género.
La magnitud de este encuentro de Rosario, tomó dimensiones que fueron mucho más allá de las expectativas de las organizadoras, que contrastó con las mil participantes que tuvo la primera edición en 1986, así como la cantidad de asistentes a los encuentros de 1989 y de 2003, realizados en esta ciudad. «Es inédito en el mundo», dijeron desde el comité que lleva más de un año trabajando para que el evento se ponga en marcha.
«Estamos muy conmovidas y emocionadas, porque en esta apertura se expresaron muchísimos de los aspectos que vivimos las mujeres, tanto por ser mujeres como por ser parte de esta sociedad. Y fue muy gratificante arrancar así», aseguró Noel Gassmann, una integrante de la organización.
La diversidad de participantes y la unidad fue otro de los puntos que destacaron las rosarinas, y recalcaron que eso se plasmó en el texto de apertura.
«Este encuentro ya deja de ser nuestro, ya es de todas», se anunció ante la multitud, aunque también advirtieron: «Sabemos que el encuentro molesta y que es posible que intenten provocarnos para perjudicarlo, difamarlo y quebrarlo. Esperamos que lo disfruten y se lo lleven transformado en fuerza para continuar la lucha diaria por un futuro mejor».(InfoGEI)Jd
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