En su visita al Vaticano, el sacerdote baraderense Francisco Liaudat, tuvo un encuentro con el papa, que quedó reflejado en varias fotografías. Esta en particular, la rescató Pancho y escribe sobre ese momento corto en el tiempo pero eterno en el corazón.
El joven sacerdote con gran maestría le puso palabras a ese instante compartido con el hombre más influyente del mundo.
-«¡Francisco!, ¿un mate?»
-«¡Si, bueno!»
A la densidad de este inesperado encuentro le sobran las palabras.
La atención personal regalada en este momento que pareció eterno, habla de la profundidad de este gran hombre.
Sin ningún tipo de apuros, recibió el mate y lo tomo con calma, como si no tuviera nada más que hacer en ese momento que tomar un mate. Y así lo hizo. No dos sorbitos de compromiso; tomó todo el mate. Detuvo su camino, repuso fuerzas tomando un mate y recibiendo el saludo de nuestra gente por medio de sus sacerdotes.
Claro está que el mate y la bombilla siguen en funcionamiento normal.
Tendré que volver a cebarle otro, porque con uno solo lo deje rengo!
Francisco Liaudat
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