Julia es hija de María Righini y Rafa Wuthrich, la nieta menor de Nery y Nani.
Julia cumplió un año hace muy poco tiempo, pero la fiesta que por varios meses pensó toda la familia quedó postergada. Si bien decoraron la casa como todos los años, los Righini pasaron navidad y fin de año pensando en ella, pidiendo por ella.
Es que la vida programada de una determinada manera de repente cambió y los abofeteó, los golpeó fuertemente al enterarse que a julita le diagnosticaron leucemia. El impacto primero los llevó a maldecir, enojarse, llorar, pero luego al ver la fortaleza de su hija y ese hermoso angelito, debieron fortalecerse, acompañarlos. Creer.
Con la Fe como estandarte decidieron armar un ejército de buenas intenciones, convocaron a conocidos y desconocidos a sumarse, a armarse de energía positiva, a generar una fuerza tan grande que le llegue a Julia para ayudarla a batallar y derrotar esta enfermedad.
“Uno nunca sabe ni siquiera cómo va a reaccionar y menos cómo puede reaccionar un hijo. Yo te digo que nunca vi enojo, ni que María se pregunte ¿porqué me está pasando esto?, ni enojo, ni nada. Cuando yo un día puse dos leonas en el facebook, fue porque siento eso, que ellos como familia no bajan los brazos nunca y cuando vos escuchas a la madre que le dice a Julia vamos tenemos que ganar esta batalla, cómo vos no vas a estar en pie».
Contaba Nery, quien a diario utilizando todas las formas de comunicación posible, pide que los acompañen, que acompañen a «sus leonas».
«Lo de julia surgió por una mancha que le salió a la altura de la cien del lado izquierdo en la carita y viste para uno que es creyente, vos decís la Virgen, la mano de Dios que estuvo con esa mancha que los llevó al Hospital Italiano y cuando ponen el escáner ahí se dan cuenta que algo pasaba. Ella ahí se encuentra con su amigo que es pediatra neonatólogo que es Agustín Bernastky y en la búsqueda de qué era esta mancha, por una punción le encuentran que era leucemia».
El tratamiento es intensivo, María y Rafa están prácticamente instalados en el hospital, los jóvenes papás saben que no hay tiempo para el lamento y están convencidos que su hija menor pronto saldrá y tendrá su fiesta de cumpleaños, por eso preparan infinitas cantidades de besos, abrazos y mimos para descargar sobre la pequeña leona al final de cada quimio.
«El tratamiento va muy bien, perfecto, ellos tienen un protocolo que van siguiendo son cuatro bloques, mañana viernes le hacen la punción que sería a los 33 días, que sería como el final del primer bloque, para eso le hicieron quimio todos los días, arrancaban el día lunes con tres, el martes dos y después una quimio diaria hasta el domingo y luego arrancaba la semana con 3, luego 2 y posteriormente una diaria».
El ejército de buenas intenciones, junto a los médicos y la Fe, están ganando. La energía llega, se siente…
«No sabes cómo se siente, el esfuerzo que hacen todos por Julia, mis consuegros son evangélicos y ellos están orando en su iglesia, María Esther me contaba que le está haciendo reiki. Es tan válido aquel que agarra el rosario entre sus manos y reza el rosario y es también válido aquel que no reza, que no deja nada, pero que solamente con el pensamiento dice que esto pase.”
Aún queda un camino largo por recorrer, pero Julia no está sola, la acompañan sus seres más queridos y miles de personas anónimas que su abuela recluta día a día.
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