Tal como se había anunciado, el viernes último tuvo lugar el velatorio e inhumación de los restos de Nelsos Agorio, joven baraderense desaparecido y asesinado el 29 de marzo de 1976 tras ser capturado por la policía de la localidad bonaerense de Máximo Paz. Se cree que Agorio fue apresado porque, fiel a su compromiso de cuidar de un niño de siete años que estaba a su cargo, demoró su escape. El niño de entonces, que vio todo lo ocurrido y lo conserva claro en su memoria, resultó esencial testigo en la causa por la que se investiga la captura y asesinato de Nelson, Hoy trabaja como investigador científico del CONICET y el viernes estuvo presente durante la ceremonia.
En la sede del velatorio se vivieron, cercana la hora de la partida del cortejo fúnebre, momentos de gran emoción cuando se despidieron los restos con poesías, música, gratitud y el lógico dolor que siempre se revive. La caravana, encabezada por el coche fúnebre portando la urna con los restos de Agorio, partió de la cochería y pasó por la casa que fuera de la familia de Nelson, sita en calle Cabrera al 1600 lugar en el que se detuvo por unos minutos y al que se acercaron vecinos que conocieron a Nelson, a su familia, para saludar. Instantes después el cortejo se dirigió a la Plaza de la Memoria, donde mediante una placa con su nombre se lo recuerda a Nelson Agorio en forma permanente para luego continuar hasta llegar al cementerio municipal. Allí, en el lugar en que descansan los restos de sus padres, precisamente en medio de ambos, fue colocada la urna funeraria que estaba cubierta por la bandera argentina y, minutos después, por la oscura tierra de Baradero.
Ex compañeros de militancia de Agorio pronunciaron algunas palabras de despedida y, pasados algunos instantes de recogimiento, se dio por finalizada la tan sentida como particular ceremonia.
El Diario de Baradero
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