El tarifazo Cambiemos ya tiene sus propios excluidos. Desde la asunción de Mauricio Macri aumentó la pobreza y la indigencia pero, además, surgió un fenómeno específico: la pobreza energética. El Centro de Economía Política Argentina (CEPA) revela este efecto en su último informe. El nivel de pobreza energética asciende a casi un 53%, y los pobres energéticos severos a más del 27%. Los hogares sin acceso a gas, los más afectados.
El tarifazo, por su dimensión y aplicación sin precedentes, produjo el surgimiento de la pobreza energética como problemática social. La reestructuración tarifaria en el sector energético que el gobierno impuso a partir de 2016 impactó fuertemente en el poder adquisitivo de familias que ahora enfrentan importantes dificultades para poder pagar su consumo de energía. Esto limita sus posibilidades de calefaccionarse y alimentarse adecuadamente.
Dado que durante un largo período la energía estuvo fuertemente subsidiada en casi todo el país, no existe tradición significativa en el estudio del impacto socioeconómico de los costos en el acceso a la energía y las reestructuraciones tarifarias. El gobierno se mostró ajeno a la problemática, revelando su falta de sensibilidad.
Esta «nueva» cara de la pobreza replica en estas latitudes las experiencias de ajuste tarifario aplicadas en Europa a partir de la década de 1990, donde se multiplicaron los casos de hogares que deben decidir entre comer o prender la calefacción. A modo de ejemplo, para el caso del Gran Bretaña en 2003, el UK National Heart Forum determinó que por cada grado de caída de la temperatura en invierno se producían 8.000 fallecimientos. En España, la Asociación de Ciencias Ambientales, indica que un 10% de los hogares españoles ocupan más de un 10% de su ingreso (descontados los gastos de alquiler) en pagar las cuentas de energía, y un 9% tenía dificultades para mantener su hogar a una temperatura adecuada en invierno.
CEPA se propuso cuantificar su impacto para la Región Metropolitana (CABA y AMBA), siguiendo la metodología de los ingresos insuficientes.
Los hogares sin acceso al gas de red, los más afectados
Los incrementos tarifarios afectaron de manera desigual en los hogares, según cuatro perfiles de consumo: hogares con acceso al gas y al agua, hogares con acceso al gas y sin acceso al agua, hogares sin acceso al gas y con acceso al agua y hogares sin acceso al gas ni al agua. La pobreza energética es sensiblemente distinta entre la población que vive en hogares con acceso al gas de red y la que no. Mientras que los hogares sin acceso se abastecen de energía exclusivamente con electricidad y garrafas (con un costo sensiblemente superior), también tienen ingresos familiares promedio inferiores, lo que genera un nivel de vulnerabilidad mayor.
La variable acceso a la red de gas es determinante para explicar los montos de las facturas de electricidad correspondientes a la canasta propuesta. Esto es así porque los hogares sin acceso al gas utilizan la electricidad de manera mucho más intensiva para calefaccionarse, cocinar e higienizarse. Estas diferencias se profundizan en el invierno, donde el uso de la calefacción eléctrica hace que los hogares sin acceso al gas paguen facturas de más de $2.000 de electricidad.
En cuanto a los valores de consumo mensual de gas de red, según la estación del año, en invierno aumenta significativamente. El gráfico a continuación expone la valorización del consumo de la canasta normativa construida, según los cuadros tarifarios vigentes en septiembre de 2016, entre octubre y febrero de 2017 y a partir del 16 de abril. Se observa que la poca amplitud constatada para la factura eléctrica en este tipo de hogares es compensada por la facturación del servicio de gas. El incremento de la tarifa total de gas es de entre 479% y 2187% según la época del año.
Pobreza energética
El cálculo de la pobreza energética, siguiendo el criterio de ingresos, arroja porcentajes que se mueven entre 48,77% y 65,87% según los perfiles de acceso a los servicios públicos. El total del GBA, indica que 52,57% de la población se encuentra en situación de pobreza energética. Si se consideran los pobres energéticos severos, el porcentaje oscila entre un 16,95% y un 38,09%, lo cual representa un 27,45% del total de la población.
Considerando el total de los costos promedios de la energía por perfil de hogar, el porcentaje del ingreso disponible (ingreso total familiar neto de gastos alimentarios) en el caso de hogares con acceso al gas y con y sin acceso al agua de red es un promedio de 10,13% y 10,08% respectivamente. En el caso de hogares sin acceso al gas, el porcentaje del ingreso disponible necesario para cubrir los costos de la energía es sensiblemente mayor, alcanzando 31,57% y 23,34% según tengan o no acceso a la red de agua respectivamente. Estos hogares, sin acceso a la red de gas, son los que se encuentran en un estado de vulnerabilidad muy relevante, llegando a destinar entre 11,78% y 10,17% de su ingreso total familiar para cubrir los gastos energéticos.
Impacto del tarifazo
Por último, el informe de CEPA analiza el impacto de las reestructuraciones tarifarias sobre la pobreza energética, estableciendo que el nuevo tarifazo de luz y gas, tiene como efecto el incremento de la pobreza energética en un 8%.
Sobre la metodología del informe
La noción de pobreza energética hace referencia a la situación en la cual los habitantes de un hogar tienen dificultades para alimentarse correctamente y hacer frente a los gastos mínimos energéticos al mismo tiempo. La eliminación de los subsidios a los servicios básicos de energía y los consecuentes incrementos tarifarios realizados por la gestión de Cambiemos instalaron la necesidad de dar cuenta de esta problemática que afecta cada vez más hogares.
Para cuantificar su impacto para la Región Metropolitana (CABA y AMBA), CEPA sigue la metodología de los ingresos insuficientes. Se construye una canasta energética y se la cuantifica en términos de los nuevos cuadros tarifarios. Los ingresos se calculan a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del segundo trimestre del año 2015, actualizados con los coeficientes de variación salarial publicados por el INDEC y los incrementos en las jubilaciones y asignaciones universales por hijo (AUH). Se considera que los hogares son pobres energéticos cuando deben destinar más de un 10% del ingreso total familiar, descontada una canasta mínima de alimentos (canasta básica alimentaria o línea de indigencia, CBA) para hacer frente a los gastos energéticos. Un individuo se considera pobre energético si vive en un hogar con pobreza energética. Adicionalmente, se considera la categoría pobres energéticos severos, que representan los hogares que deben destinar el 10% de su ingreso familiar total al pago de facturas.
Fuente: NuestrasVoces
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