En Baradero, los más de 10.000 votos que, de llegar unificado a las elecciones PASO hubiera logrado reunir el justicialismo en sus distintas variantes, son una muestra de lo que ha sucedido, con alguna excepción que no afecta el fondo de la cuestión, a lo largo y ancho de todo el territorio de la Argentina.
Los sufragios obtenidos en Baradero por el frente Cambiemos, si bien representan una importante cifra, no lograrían revertir un hipotético triunfo del justicialismo si éste concurriera unido. Se sabe que es fácil poner esto sobre el papel, sólo requiere apretar las teclas que corresponda, pero en la práctica, en la vida cotidiana, no es ni de cerca parecido.
En el año 1973, el general Perón, como siempre hiciera, conforma un gran frente electoral, el FREJULI, que integraban varios partidos políticos, algunos con poca significación desde lo numérico, pero de importancia política para Perón que de esas cosas, algo sabía.
Es de imaginar la desazón de varios dirigentes locales del justicialismo al comprobar, finalizados los comicios, la posibilidad que su desunión les hizo perder y si bien lo que se dice acá es válido para el ámbito provincial y nacional, solamente se tratará lo ocurrido en Baradero.
Se ha citado al General Perón, quien probablemente no hubiera necesitado, dicho esto con las cartas sobre la mesa, conformar frente alguno a lo largo de su vida política, sin embargo lo hizo siempre, Perón era consciente que, entre los dos proyectos históricos en pugna a lo largo de nuestra historia, el que representa los intereses populares, llamado a veces despectivamente «populismo», es mayoritario; siempre y cuando marche unido y que cuando eso no ocurre será inevitable el triunfo del proyecto antagónico.
Todo aquel peronista que se defina como dirigente conoce eso, pero hay que señalar que además de conocerlo, hay que ponerlo en práctica y que existe una sentencia, salida del pensamiento del mismo Perón y sostenida siempre por él, que indica las prioridades que debe tener todo aquel que se proclame peronista: «Primero la Patria, segundo el movimiento y por último los hombres». Se hace necesario reconocer que no siempre ha sido así, y que tal vez lo contrario se haya dado en más oportunidades, pero las consecuencias de esa tergiversación del orden establecido en la sentencia, ha sido el fracaso político y quien tenga dudas, puede aventarlas mirando el papel, triste, que le cupo a Florencio Randazzo en las PASO del domingo.
Los justicialistas locales no han sabido conformar un frente de unidad y algunos prefirieron cuidar su «quintita» intentando salvarse solos, olvidándose de los principios elementales que rigen la fuerza política que pretenden representar.
Ningún sector del peronismo está exento de la crítica al respecto y serán ellos, como lo fueron hasta aquí, los responsables de lo que ocurra en adelante. Como no sucede siempre, los resultados de las elecciones recientes les han puesto delante de sus ojos cuál es la verdad y qué deben hacer para que lo que viene no sea más de lo mismo. Para comprenderlo se necesita nada más que buen sentido, cosa que debiera estar dentro de las virtudes de aquel que se proclama dirigente, pero para ejecutarlo es imprescindible grandeza y esta no siempre se alcanza.
GM
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