Hace poco tiempo escribíamos una nota hablando de Roberto Tirelli y la titulamos «Tirelli, el nombre de la foto», pasaron unos meses y nos topamos con la noticia de que cierra Albi.
Roberto, decidió darle un cierre a la profesión de toda la vida y a un comercio de 70 años.
El cansancio, la crisis de la fotografía tradicional ante la digital, son algunos de los factores que lo llevaron a tomar esta difícil decisión.
A fin de septiembre, cerrará el local pero no dejará de custodiar, clasificar y poner en valor gran parte de nuestra historia en imágenes que atesora en organizados archivos por fecha, que ahora con más tiempo los ira revisando mientras gestione ante las autoridades la creación de la Fototeca Municipal.
En dialogó con BTI, Roberto expresó,
¿Cerras el negocio de toda la vida?
“Cierro un ciclo que tendría que haber cerrado tal vez un periodo antes, pero se fue prolongando y ahora ya tengo demasiada edad para seguir con esto, además la fotografía comercial está desapareciendo, ya no es redituable tener un negocio y yo ya tengo demasiados años en esto para seguir renegando entonces es hora de que se cierre un ciclo, bien, entero y listo».
¿Es doloroso y raro, porque es parte de la historia de la ciudad y encierra mucha de la vida social del pueblo?
«Y si te duele el alma dejar todo esto, yo hace 55 años y 3 o 4 meses que estoy acá y fotos ALBI esta de 1946 lo cual hablaríamos de 70 años largos».
¿El progreso los dejó prácticamente sin trabajo?
«Yo viví la gran evolución de la fotografía, me tocaron justo esos años a mí, porque la fotografía desde principio de siglo hasta la década del 50 había avanzado muy lentamente y después se empezó acelerar hasta entrar la fotografía digital que es la que destruyó la fotografía en el mundo, ya no quedan negocios en Buenos Aires, en ninguna parte, la gente ya no hace más fotos- ya se van arrepentir-. Es como un sacerdocio lo que hago yo, y les digo; por favor saquen 400 o 1000 fotos en la cámara digital, hagan 10, sino las criaturas de hoy, los jóvenes de ahora cuando sean más adultos no va a tener una triste foto que mostrar más adelante en el tiempo».
¿Trataste siempre de que la gente nunca deje la foto en papel?
«Yo cuando lo digital arrancó me vi forzado a entrar a digital, cuando empezó digital tuve chiquitas nada mas, lo que pasa es que yo saque la cuenta, lo que trabajaba y precisaba poner otra persona mas y me convenía que me la editara Kodak, Fuji y algunas otras compañías y ahora saque la cuenta lo mismo a lo que se trabajaba para hacer una inversión buena, para hacer una cosa grande».
¿Contas con un archivo histórico en imagenes que no se puede perder, que pensas hacer al respecto?
«Estoy planeando algo para poder mostrar el inmenso archivo que tengo, puede ser que alguna vez las distintas autoridades de nuestro pueblo se decidan a hacer la fototeca de Baradero, somos el pueblo más antiguo y tenemos fotos dispersas por todos lados. Porque yo soy una laucha que junta imágenes, pero no tengo la historia de todo».
¿El otro día vi esta foto tuya en vidriera que como foto periodística me parece que es la más importante que existe por la fuerza y el significado que tiene?
«Esa foto es la foto más simbólica del sacrilegio que se hizo en la municipalidad. Eso fue el año que empecé yo acá 1962, obviamente no había ni zoom, ni un pito, cámara 50 milímetros distancia focal y arréglate y empezó la demolición casi de golpe, pero fui y vi a este obrero rompiendo donde esta justamente el reloj detenido y se leía municipalidad 1902-1903 y este obrero rompiendo la fachada. Sí es un símbolo.»
«Yo hasta el 30 de Septiembre voy a estar en local, ahora cuando se anuncie formalmente seguro tomaremos contactos con esos trabajos que están un tanto atrasado, eso va a seguir vigente. La situación fotográfica del mundo fíjate vos que ya mis colegas han cerrado todos y yo no pude escapar a eso.”
Una de las mejores fotos periodísticas de Baradero: «La demolición» (Autor Roberto Tirelli)
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