Esta historia es real y sucede en nuestra ciudad. Como en la mayoría de los relatos urbanos , desconocemos los nombres de sus protagonistas. Así es que decidí llamarlos «la señora» y «ojitos de miel».
Podríamos comenzarla con el clásico, había una vez…
Había una vez una señora, que tenía en su casa una mascota. Una perrita. Gordita bella. Color canela. Ojitos de miel.
Sucedió que un día la señora enfermó y tuvo que ser internada en al Clínica Sindical. Y allá fue también su amiga, a acompañarla. Y allí se quedó, en la puerta, esperando que la señora cure, y volver a casa, las dos.

Pero, por esas cosas de la vida y de la muerte, la señora nunca más pudo volver a salir por esa puerta. Y ella sigue esperando. Esperando verla salir , por donde la vio entrar.
Los familiares de la señora la llevaron con ellos a su hogar.Pero ella se escapa y vuelve a la puerta. A esperar.
El personal de la clínica, ya la adoptó. Tiene un hogar, su cucha, su alimento, mucho amor. Allí vive y pasa sus días.
Mientras tanto, ella, ojitos de miel, espera…

Agradecemos la información de esta historia a las Sras. Liliana y Carolina Uffelmann.
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