
El hombre es un trabajador, de esos que lo hacen, según el dicho popular, «duro y parejo». LLegado del Gran Buenos Aires, un tanto escapándole a la violencia del conurbano, hace ya años que abrió su negocio propio el que logró hacer crecer merced a su esfuerzo y sacrificio. Si bien los tiempos actuales lejos están de ser de prosperidad, el hombre no se queja porque el rubro al que se dedica no ha sufrido, como sí otros, la devastación económica de los últimos años.
No es, claro está, de los que bajan los brazos al primer inconveniente, pero ayer, con una mueca que trasuntaba desazón, mostrábale a El Diario la factura de consumo eléctrico que había pagado minutos antes y que le habían llevado nada menos que unos 22.500 pesos (foto), dinero que resulta sustancial para la evolución económica de su comercio y además, cifra que deberá, no hay otra manera de hacerlo, trasladar a los precios y que terminará afectando a sus clientes.
No se habló en ningún momento para no ahondar las penas del que se quejaba, de que el mes próximo deberá pagar una nueva factura de monto similar y que, además, la tarifa sufrirá un nuevo incremento que terminará por acabar con los calificativos para significar el grado de saqueo que se le hace al bolsillo de todos.
El Diario de Baradero
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