
No hay semana en la que no se registre un incremento de los precios de los productos alimenticios de la canasta familiar en la que probablemente los lácteos se lleven la «posición de privilegio». La leche de 1ª marca se vende a 50, 60 pesos por litro y han aparecido sustitutos que simulando ser leche, el envase, la presentación es la misma, no es leche. Lo mismo sucede con el queso rallado en sobres que se vende también en envase idéntico pero con una leyenda que expresa: «Rallado» sin la palabra queso ya que, por supuesto, no lo es. Al leer los ingredientes que lo componen el consumidor se informa que se trata de un «producto a base de lácteos» que no se especifica cuáles son.
El Diario vistó un supermercado local en el que registró una paradoja cotidiana. El comercio vende queso cortado de dos maneras. Una que podría llamarse «normal» rerpesentada por la foto en que se ve un trozo de queso de 430 grs. que cuesta $ 253. Como ese precio no lo paga cualquiera, el vendedor necesita cortar queso de otro tamaño, en este caso se diría que es un «corte para pobres» que cuesta casi $ 30… pero pesa ¡90 grs! Un bocado.
En el país de las vacas, la leche ha pasado a ser consumo suntuario y su derivado, el queso, alimento para adinerados.
El Diario de Baradero

Comentarios de Facebook