
Archisabido es, lo comprobamos cada día, que las épocas cambian. Los modos que adopta la publicidad es algo que continuamente se va modificando; lo que hace unos años era evaluado como efectivo ha dejado de serlo o, por lo menos, el criterio de los publicistas ha cambiado.
Antiguamente, ante la falta de sistemas de enfriamiento como es el aire acondicionado de estos tiempo, era muy común el uso de las pantallas para generar un poco de aire fresco. Las damas concurrían a distintos lugares en épocas veraniegas, llevando consigo las clásicas pantallas para intentar pasar el tiempo más cómodamente mediante la acción de apantallarse, o sea agitar la pantalla cerca de su cara para que al mover el aire hubiera una sensación de frescura.
La pantalla básicamente era un cartón impreso con un manguito de madera que lo sostenía y al mismo tiempo permitía la manipulación. El bajo costo del artículo hacia que resultara de uso masivo y los comercios lo obsequiaran a sus clientes con alguna foto o dibujo en una cara y un letrero del otro lado en el que se imprimía el cartel de publicidad de lo que se deseaba hacer conocer a las personas.
Esta serie de fotografías muestra algunas pantallas que se repartieron en Baradero en tiempos pasados.
El Diario de Baradero
Archisabido es, lo comprobamos cada día, que las épocas cambian. Los modos que adopta la publicidad es algo que continuamente se va modificando; lo que hace unos años era evaluado como efectivo ha dejado de serlo o, por lo menos, el criterio de los publicistas ha cambiado.
Antiguamente, ante la falta de sistemas de enfriamiento como es el aire acondicionado de estos tiempo, era muy común el uso de las pantallas para generar un poco de aire fresco. Las damas concurrían a distintos lugares en épocas veraniegas, llevando consigo las clásicas pantallas para intentar pasar el tiempo más cómodamente mediante la acción de apantallarse, o sea agitar la pantalla cerca de su cara para que al mover el aire hubiera una sensación de frescura.
La pantalla básicamente era un cartón impreso con un manguito de madera que lo sostenía y al mismo tiempo permitía la manipulación. El bajo costo del artículo hacia que resultara de uso masivo y los comercios lo obsequiaran a sus clientes con alguna foto o dibujo en una cara y un letrero del otro lado en el que se imprimía el cartel de publicidad de lo que se deseaba hacer conocer a las personas.
Esta serie de fotografías muestra algunas pantallas que se repartieron en Baradero en tiempos pasados.
El Diario de Baradero
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