
El ramal C-14 de nuestro ferrocarril Belgrano, es el que une Salta con Socompa (Chile), pero que se hizo famoso en su recorrido, hoy esencialmente turístico, hasta San Antonio de los Cobres. A partir de la localidad de Campo Quijano el tren inicia su ascenso andino que, respetando la idea de su proyectista, el estadounidense Ing. Maury, no trepa nunca más allá del 3% en su recorrido, ese gradiente le permite prescindir del auxilio de la cremallera como hace la mayoría de los ferrocarriles de montaña de todo el mundo.
El ramal se construyó en épocas de la presidencia del Dr. Hipólito Yrigoyen, por esa razón contempla intereses nacionales y no británicos como casi todo el resto de nuestro trazado ferroviario.
En aras de respetar a rajatabla la consigna del 3% de pendiente, Maury resolvió con enorme ingenio la mayor de las dificultades quizás, que encontró en su proyecto. Había un punto del recorrido en que la montaña no permitía que se tendieran los rieles con el citado guarismo, fue entonces que el ingeniero decidió excavar un túnel en la roca y colocar las vías de manera tal que el tren hace un retroceso para ingresar a ese túnel y el recorrido hacia atrás culmina cuando la distancia recorrida por la formación es la suficiente para que el 3% de pendiente pueda cumplirse. También fue necesario cruzar entre dos macizos rocosos a una gran altura, tanta que el viaducto «La polvorilla» (foto), es el paso ferroviario más elevado del mundo. La misma imagen nos exime de comentar por qué el convoy que recorre el Ramal C-14 ha recibido el nombre de «Tren a las nubes».
Menos conocido es que un baraderense, el Ing. Maximiano José Barbich, fue el encargado que designó la Cámara de Diputados de la Nación, para supervisar las obras en las que «cuenta la leyenda», entre tantos obreros trabajó quien luego sería el Mariscal Tito de la desaparecida Yugoslavia.
G. M.
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