
Por Gabriel Moretti
El ingeniero agrónomo Rubén Angelaccio llegó a nuestra ciudad a finales de los 50 como director del Vivero Provincial “Ángel Gallardo”, ubicado en el predio que hoy ocupa la Unidad Nº 11.
Angelaccio era nativo del pueblo de Lobería, Partido de Necochea, y vivió largos años en Baradero por la razón ya señalada; como buen amante de la naturaleza construyó un hermoso chalé, que aún subsiste en un sitio no menos hermoso: las barrancas de nuestro río, precisamente en los terrenos que ocupa la empresa que todos llamamos “Paty” y que eran entonces de su propiedad. Este hombre, al que se lo veía serio y hasta hosco, era en verdad un artífice del buen humor.
En una ocasión, por ejemplo, le comentaron algo sobre una persona famosa por su fealdad; tras unos minutos, Angelaccio comentó: ”Así que lo conociste a fulano… ¿le viste la cara? ¡Lindo molde pa’ hacer bichos!”. En otra oportunidad contó que en San Pedro había tenido que visitar el domicilio de unas mujeres a las que destacó como muy viejas; le preguntaron entonces qué tan ancianas eran, y él dijo: “Mire, vi la partida de nacimiento de una y leí que decía Viva la Santa Federación, y la otra, tras una charla, me contó que era quien le dio la palmada al caballo del Virrey Sobremonte cuando huía con los caudales públicos a Córdoba”.
Como fue dicho, el ingeniero vivía en un chalé, pero a su campito se ingresaba por la actual calle Bernabé de San Martín donde, a pocos metros de la tranquera, se levantaba la pequeña vivienda del empleado encargado de las labores agrícolas. Una fría noche de invierno a Angelaccio lo despertó un extraño sonido parecido al motor de un tractor; lo primero que pensó fue que se trataba de su propio tractor, ubicado en la otra punta del terreno, cerca de la casa del trabajador rural. De inmediato subió a su auto, y en efecto encontró el tractor con el motor encendido. Sin entender qué pasaba, golpeó la puerta de su empleado y le preguntó por qué el motor estaba en marcha; la respuesta fue tan insólita que Angelaccio debe haberse reído: “¿Sabe qué pasa, patrón?, ahora en invierno da mucho trabajo hacerlo arrancar a la mañana, por eso lo dejo en marcha y arranco temprano a trabajar sin problemas”.
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