Pese a las facilidades que brindó el Gobierno para hacerlo, la crisis económica, la baja actividad y los altos costos desincentivan la formalización de empleados.
Por Esteban Rafele
15 de octubre de 2024
A mediados de 2009, Don Carlos le anunció a los trabajadores de su pyme que, desde hacía cinco minutos, todos estaban en blanco y estaba “tudo bom, tudo legal”. El spot de la AFIP causó bastante polémica en aquel entonces, pero fue la cara del último proceso de formalización laboral más o menos exitoso. Desde fines de septiembre, los Don Carlos de hoy pueden registrar a sus empleados, porque la AFIP reglamentó el nuevo blanqueo laboral que el Gobierno incorporó en la Ley Bases y que condona buena parte de la deuda por aportes y contribuciones. Los empleadores, sin embargo, no parecen tener mucho interés en hacerlo, según recogió Cenital de distintas cámaras empresarias y estudios jurídicos.
Quizás el desinterés esté vinculado a la caída de la actividad económica y a la falta de perspectivas claras hacia el futuro. El empleo registrado aminoró su caída pero sigue buscando un piso, según los últimos datos oficiales. Si bien el trabajo registrado está prácticamente planchado desde abril -cuando la recesión empezó a tocar piso-, no hubo creación de puestos netos desde entonces, con datos hasta julio. Pero los empleos asalariados registrados en el sector privado encadenaron, a julio, once meses consecutivos de caída.
“En la comparación interanual, la cantidad de trabajadores con empleo asalariado en el sector
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privado se redujo un 2,6%, lo que se traduce en 168 mil trabajadores menos”, indicó el informe de la Secretaría de Trabajo sobre el empleo registrado difundido la semana pasada. La construcción destruyó 95.400 empleos (-20,4%) y la industria, 30.000 (-2,6%). En cambio aumentó la cantidad de monotributistas.
En este contexto, el Gobierno implementó la reforma laboral que, entre otras cosas, elevó el periodo de prueba y validó la posibilidad de que un trabajador independiente tenga hasta tres monotributistas a cargo. Incluyó en la norma una ventana para blanquear personal hasta el 24 de diciembre, con quitas y facilidades de pagos. También eliminó las multas por tener empleo no registrado.
Los estudios jurídicos de primera línea que participaron en la redacción de las reformas económicas y dedicaron los últimos meses a hacer road show para promocionar el blanqueo de capitales y el RIGI prácticamente no movieron un músculo para promover la registración laboral. Cenital hizo distintas consultas, que no tuvieron respuesta o que fueron declinadas con un amable mensaje: “Esta vez preferimos no participar”.
Con las cámaras empresarias pasó algo similar. La Cámara Argentina de Comercio, la más oficialista del G6, celebró que la reforma laboral “implica un avance trascendental para terminar con el inmovilismo y la excesiva rigidez que caracterizó durante mucho tiempo a la legislación de nuestro país”. Cenital preguntó a la entidad que preside Natalio Mario Grinman si había interés, reuniones o actividades vinculadas a la regularización de trabajadores. La CAC evitó comentarios.
El presidente de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Alfredo González, le blanqueó a Cenital, con cierta diplomacia, que “aún no hubo muchas consultas”. Explicó: “Toda la atención está puesta en la moratoria impositiva y el blanqueo de capitales, que vencen a fin de mes”. Sostuvo que la situación en materia de empleo “es heterogénea”, a pesar de que las ventas minoristas caen de forma sostenida.
Distintas fuentes de la Unión Industrial Argentina (UIA) también admitieron que hay “poco movimiento” con el blanqueo laboral. “Está en agenda, pero con otros temas como la apertura comercial, la desregulación y la baja actividad, ocupa un lugar secundario”, dijo una de ellas. El presidente de la entidad, Daniel Funes de Rioja, quiere vincularlo a la ley pyme que promueve la casa fabril, pero que, por ahora, es un borrador.
Federico Cuomo es un empresario y dirigente de Avellaneda que tiene una embotelladora y distribuidora de agua envasada y soda en Gran Buenos Aires. “Si me preguntás si cambió mi situación para tomar una persona, respondo que no, salvo que tengo un periodo de prueba superior”, dijo. “Los costos vinculados a impuestos y sindicatos son los mismos y sigo sin certezas sobre el costo de la indemnización al momento del distracto”, agregó. “Pocos se preocupan por la formalidad laboral, porque casi nadie habla de trabajo, no está en la agenda pública, a pesar de que las pymes somos las principales empleadoras y que las industrias ofrecemos las mejores condiciones laborales”, agregó.
En esa línea, la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo (UART) difundió este lunes un informe que muestra que la litigiosidad laboral sigue en ascenso. “Las demandas por accidentes laborales o enfermedades profesionales aumentarán un 6% respecto del año precedente” en el último trimestre, indicó. “Crecerán de 117.000 a 124.000”, añadió.
Este lunes, el secretario de Trabajo, Julio Cordero, visitó la Confederación General Empresaria (Cgera). Su presidente, Marcelo Fernández, afirmó que el funcionario buscó apoyo: “Nos pidió que aportemos ideas y que, cuando veamos beneficios, los difundamos, que apoyemos las medidas en favor de la creación de empleo, como la eliminación de multas (al trabajo no registrado)”, le dijo a este medio. ¿Hay interés en el blanqueo laboral?, preguntó Cenital. “Depende de los aportes (patronales). Si los impuestos son muy caros, no todos lo van a hacer; si bajan los aportes, sí”, replicó. Los aportes y contribuciones no se tocaron.
“La reciente propuesta de reforma laboral aprobada por el gobierno de Milei, de impacto general muy bajo, no da una solución que contemple a la vez la cuestión de los costos en unidades económicas pequeñas y los derechos de trabajadores”, indicó Fundar en un trabajo reciente llamado “Una reforma laboral para la inclusión y el crecimiento” y en el que se propone, entre otras cosas, un régimen de simplificación para micro y pequeñas empresas.
Uno de los autores del informe es Juan Manuel Ottaviano, abogado laboralista, que también participó del documental Cómo ganar plata, que acaba de estrenar Ofelia Fernández. “Los blanqueos solo funcionan cuando hay crecimiento y expansión del mercado de trabajo o la actividad. En un contexto de recesión, el blanqueo no se usa”, afirmó.
Para Federico Pastrana, otro autor del informe de Fundar y economista de la consultora CP, el gran problema son los salarios, que cada vez se alejan más de su pico de 2017. “La economía argentina tiene un desempleo muy bajo; el problema son los ingresos y la calidad del empleo, y no la cantidad”, dijo. “Los salarios reales están en los niveles más bajos en doce años y esto está relacionado con la inflación”, afirmó.
La recuperación salarial del trabajo registrado privado que se observó luego de la devaluación de diciembre parece haber llegado a su fin. “Las paritarias se recuperaron un montón, efectivamente, y ya casi llegaron a los niveles de noviembre de 2023. Pero a partir de abril se empezó a ver un ancla salarial, una intervención para intentar bajar la nominalidad, y hoy está debajo del 4% (mensual); así es muy difícil que los salarios se recuperen, dado que la inflación no va a bajar mucho”, agregó.
Y, en algún punto, los ingresos deprimidos (incluso del sector formal privado, que está arriba en la pirámide de trabajadores) terminan atentando contra la formalización. Lo admitió, en off, un dirigente empresario que hace equilibrio entre el reclamo para bajar costos y la necesidad de activar ventas. “La reforma laboral debía hacerse en conjunto con otros cambios estructurales; el mercado laboral no va a demandar más fuerza de trabajo si el consumo no está a pleno traccionado por salarios fuertes”, dijo. Y añadió que la reposición del impuesto a las Ganancias fue un tiro en el pie: “Toda esa recaudación de clase media iba a consumo”.
Periodista especializado en Economía. Pasó por La Nación, Bae, El Cronista y TN. Actualmente es columnista en Mejor País, en Radio Con Vos.
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