Por Carlos Jorge Carrizo – InfoyData – 07/04/2025
Lanzando una inédita guerra comercial de alcance global, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, impuso aranceles a las importaciones de bienes hacia su país, lo que provocó un tembladeral en los mercados bursátiles que no cesa.
El día del anuncio de las medidas (2 de abril) fue bautizado por Trump como “el Día de la liberación” estadounidense, aunque muchos analistas ya hablan del “Día de la recesión”.
Si bien todos los países del mundo se verán afectados por un gravamen base del 10% a los productos, más de 60 Estados o bloques comerciales se enfrentarán a aranceles más altos.
Los aranceles afectan a todos, desde históricos aliados de EE.UU. —como la Unión Europea (20%), Corea del Sur (26%) y Japón (24%)— hasta las naciones más pobres y vulnerables del mundo como Camboya (49%) y Laos (48%).
Canadá y México, dos de los principales socios comerciales de Estados Unidos, quedaron exentos de los aranceles “recíprocos” más altos anunciados. Sin embargo, todavía están sujetos a un arancel del 25%, previamente anunciado, sobre los bienes no cubiertos por el tratado de libre comercio con Estados Unidos.
Muchos países terminarán intentando llegar a acuerdos uno-a-uno con Trump, como anunció el primer ministro británico, Keir Starmer.
Otros, para intentar mejorar su posición a la hora de negociar, le impondrán a Estados Unidos aranceles de represalia.
Es el caso de China y la Unión Europea.
Beijing, el enemigo número uno de Estados Unidos, no perdió el tiempo y contraatacó con aranceles de represalia del 34%, tras especulaciones sobre una posible respuesta coordinada con sus vecinos Japón y Corea del Sur, históricos aliados de Washington.
Con la guerra de los aranceles, Trump comienza a cambiar casi 80 años de historia comercial y económica, y con ella el orden global como lo conocemos tras la segunda guerra mundial.
Un Trump proteccionista
Trump ha dicho que los aranceles pueden recaudar dinero para el Tesoro.
Proteger las industrias estadounidenses, atraer fábricas a Estados Unidos y servir como táctica de negociación para que otros países se plieguen a su voluntad, ya sea reduciendo sus propios aranceles o tomando medidas enérgicas contra el flujo ilegal de drogas e inmigrantes hacia Estados Unidos.
La idea es que las empresas produzcan bienes en Estados Unidos, no en el extranjero, reduciendo los déficits comerciales.
Pero muchos economistas no comparten el entusiasmo de Trump por los aranceles, ya que son un impuesto a los importadores que generalmente se traslada a los consumidores. Y con ello el fantasma de un aumento de la inflación.
Depende de cómo respondan las empresas tanto en Estados Unidos como en el extranjero, pero los consumidores estadounidenses podrían ver un aumento general de los precios dentro de un mes o dos después de que se impongan los aranceles.
Elon Musk se diferencia
El multimillonario dueño de Tesla y la red social X, entre otras empresas, criticó veladamente la estrategia comercial de Trump, defendiendo una mayor apertura económica.
Elon Musk, uno de los principales asesores y aliados empresariales de Trump, abogó por establecer un régimen de “aranceles cero” entre Estados Unidos y Europa.
La respuesta desde Washington no se hizo esperar. Peter Navarro, principal asesor comercial del presidente y arquitecto de su política arancelaria, desestimó las declaraciones del empresario, calificándolo de “ensamblador de autos” que depende de piezas extranjeras provenientes de Japón, China y Taiwán.
Musk, lejos de retroceder, reforzó su postura publicando en X un conocido video del economista Milton Friedman en defensa del libre comercio, donde se ilustra cómo la fabricación de un simple lápiz depende de complejas cadenas de suministro globales.
El distanciamiento del magnate de la motosierra marca un quiebre simbólico dentro de las filas empresariales que hasta ahora respaldaban a Trump, y evidencia la creciente tensión entre el impulso proteccionista de la Casa Blanca y los sectores que apuestan por un comercio global más abierto.
¿Seguirá Musk siendo el funcionario del ajuste al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental?
Protestas contra Trump
Miles de personas participaron el sábado pasado en protestas convocadas en un millar de ciudades y municipios de Estados Unidos. como Washington y Nueva York, en contra de los recortes y otras políticas del presidente Trump, a quien acusan de autoritario.
La manifestación, bautizada como «¡¡¡Quita tus manos!!!», fue organizada por unos 150 grupos progresistas, como organizaciones de derechos humanos, sindicatos, colectivos feministas y de la comunidad LGTBIQ+ en los 50 estados del país.
Los manifestantes arremetieron contra el despido de miles de empleados federales, los recortes en los programas públicos de salud o las deportaciones de migrantes, entre otros temas.
Trump también ha decretado el fin de cualquier programa público que promueva la diversidad o inclusión de mujeres, minorías raciales o de la comunidad LGTBIQ+, y ha eliminado el reconocimiento oficial de las personas trans, además de prohibir la participación de mujeres trans en deportes femeninos.
Y Milei qué hace?
En medio de la incertidumbre económica y financiera global, y lejos de rechazar la suba de aranceles, Javier Milei apuesta todo a la relación personal que lo une a Trump.
Por eso, se concentrará en la negociación para bajar los aranceles impuestos a las exportaciones nacionales, el cierre urgente del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la posibilidad de establecer un acuerdo comercial entre Argentina y Estados Unidos.
Milei anunció que instruyó a sus ministros para “readecuar la normativa” del país para cumplir con los requerimientos de la propuesta arancelaria de Estados Unidos.
El canciller Gerardo Werthein se reunió en Washington con Howard Lutnick -secretario de Comercio de Estados Unidos- y Jamieson Greer -titular de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos- para abrir una negociación destinada a aplacar los gravámenes impuestos por la administración republicana a los bienes argentinos que ingresan a territorio americano.
Como se sabe, Trump impuso un 10% para todos los bienes nacionales y un 25% específico para el aluminio y el acero.
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