A pesar de que el tema genera controversias desde hace muchos años, y posee tantos detractores como férreos defensores, y más allá de que muchas mujeres embarazadas no deseen el parto natural para evitar el dolor de las contracciones, es la comunidad médica la que basada en la evidencia debe dar respuestas.
“Realizar una cesárea es más riesgoso que llevar a cabo un parto natural. Esto no es nada nuevo y forma parte de la literatura médica mundial desde siempre. Sin embargo, esto no implica que este tipo de alumbramientos deban descartarse, sino solo realizarse cuando la
indicación médica lo precise, y en los casos en los que el médico haciendo uso de sus conocimientos y de la evidencia científica, y luego de haberse tomado el tiempo de aclararle a la mujer embarazada y próxima a ser mamá todas sus dudas, decida qué es lo más acertado”, sostuvo al ser consultado el Dr. Ernesto Beruti, jefe del Servicio de Obstetricia del Hospital Universitario Austral (HUA).
“La decisión de realizar uno u otro de tipo de parto es controvertida y viene generando discusiones hace mucho tiempo, no sólo a nivel médico, sino también entre las propias pacientes pues las hay férreas defensoras de la cesárea y numerosas detractoras. El
tema es que muchas veces se toma una u otra postura luego de escuchar, por ejemplo, la experiencia de una amiga. Entonces, es importante que el médico esté siempre atento a las necesidades de cada mujer para responder a sus inquietudes”, agregó el especialista.
En consonancia con esta postura, la Organización Mundial de la Salud (OMS) elaboró un informe, en el cual manifiesta que “pese a que muchas personas consideran que las cesáreas son intervenciones seguras y exentas de riesgo, el análisis de casos muestra que no es
así. Basta un dato: en comparación con los partos vaginales, la posibilidad de ingresar a una Unidad de Cuidados Intensivos es 10 veces mayor luego de la realización de una cesárea”.
“Los datos extraídos de más 100 mil nacimientos producidos en China, Japón, India, Camboya, Tailandia, Filipinas, Nepal, Sri Lanka y Vietnam, confirman los hallazgos previos y sustentan la
recomendación de evitar las cesáreas innecesarias, dado que estas comparadas con los alumbramientos naturales están asociadas al incremento de la morbilidad y la mortalidad maternas, así como también al de requerir transfusiones o histerectomías”, consignan
las conclusiones del trabajo.
En cuanto a los beneficios de la cesárea, los autores del informe no detectaron ninguno, salvo en los casos en que los bebés se presentan “de nalgas”. “Podemos afirmar –remarcan los científicos en las conclusiones del análisis elaborado por la OMS–, que las mujeres que eligen someterse a una cesárea y los doctores que recomiendan esta intervención en ausencia de un motivo médico que la justifique, deben tomar esta decisión con el conocimiento de estos
riesgos”.
¿Cuándo es recomendable realizar una cesárea?
Si bien por todo lo expuesto, en condiciones normales la realización de un parto natural parece ser la mejor opción tanto para la mamá como para el bebé, tal como expresó el Dr. Beruti, “en cada parto los obstetras tenemos una doble responsabilidad: velar por la salud de la madre y la de su hijo. Entonces, si durante el transcurso del trabajo de parto aparecen indicadores que evidencian un compromiso de la salud fetal o materna, deberá evaluarse la necesidad de finalizar el parto mediante una cesárea”.
En este sentido, uno de los marcadores más frecuentes es la aparición en el monitoreo fetal de un registro compatible con sufrimiento fetal agudo. Otro muy habitual es la falta de progresión del trabajo de parto, situación que se presenta cuando el bebé está en una mala posición, cuando el niño es muy grande o cuando hay dificultades con las contracciones uterinas.
“Estas cesáreas que se realizan una vez iniciado el trabajo de parto se denominan intraparto. En cambio, cuando el tipo de parto ya se ha definido de antemano hablamos de cesárea programada. Esto ocurre, por ejemplo si la mamá tuvo dos o más cesáreas anteriores, cuando hay placenta previa, o bien un grado extremo de prematurez”, añadió el obstetra.
Siguiendo las recomendaciones del Colegio Americano de Obstetras y Ginecólogos de Estados Unidos (A.C.O.G.), toda cesárea programada –con madre y bebé sanos y sin ninguna complicación– debería realizarse a partir de las 39 semanas de gestación, para evitar el
riesgo de morbilidad respiratoria en el recién nacido.
“En nuestro país, al igual que en la mayoría de los de América Latina, el porcentaje de cesáreas va en aumento año tras año siendo la indicación más frecuente la existencia de una cesárea anterior.
Por eso es tan importante lograr que el primer parto sea natural”, señaló el Dr. Beruti.
“Si bien es posible realizar un parto normal después de una cesárea, aquellas pacientes que tienen su primer hijo por cesárea tienen una alta probabilidad de seguir teniendo cesáreas, en cambio si el primer hijo nace por parto natural, hay muchas posibilidades de que el resto de sus partos también sean así”, concluyó.
Nota enviada por una visitante del portal y publicada por el Hospital Austral
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