Hoy por la mañana en una misa celebrada en la Parroquia Ntra. Sra. de Luján se llevó a cabo la ordenación diaconal a Carlos Roselló.
La misa fue oficiada por el Obispo de Zárate –Campana Oscar Sarlinga la cual contó con gran cantidad de público que colmó las instalaciones de la parroquia.
Carlos Roselló luego de ser ordenado como diácono por el obispo se dirigió a los fieles diciendo:
“Quiero agradecerles todo esto, mi vida no va a cambiar, simplemente va a dar un paso más. Va a ser un servicio más, voy a seguir siendo el servidor del que está al lado y el oído del que más necesita. Hace unos días un hermano chileno me mandó una nota diciendo que hay muchos doctores pero faltan muchos pastores que escuchen y que estén al lado del necesitado. Y creo ser esto: estar al lado del que más necesita. Quiero agradecer a los hermanos de coloma que están ahí también acompañándome, a las hermanas pobres bonaerenses que me apoyaron y me siguen apoyando. A la Parroquia Santiago Apóstol y gracias a usted Monseñor. Simplemente quiero decirle que estoy al servicio de ese Jesús pobre, ese Jesús enfermo. ese Jesús que a veces no encuentra la compañía .Creo que este llamado no es solamente para el diácono ni para el presbítero, creo que es para cada uno de nosotros ,que Dios los bendiga y muchas gracias por acompañarme” culminó diciendo el flamante diácono de la Parroquia Ntra. Sra. de Luján.
Funciones de los Diáconos
Los diáconos pueden ser célibes o casados y ejercer diferentes funciones:
Proclama el Evangelio y asiste en el Altar, administra los sacramentos del bautismo, del matrimonio y bendice, lleva el Viático a los enfermos (no pueden administrar la Unción de los Enfermos, antes, llamada Extremaunción) además, pueden dirigir la administración de alguna parroquia, se le puede designar una Diaconía y otros servicios según la necesidad de la Diócesis. En fin, todo lo relacionado con la misericordia y caridad además de animar a las comunidades que se le reponsabilicen.
Diaconía de la Palabra
El obispo, durante la ordenación, entrega al diácono el libro de los Evangelios diciendo estas palabras: «Recibe el Evangelio de Cristo del cual te has transformado en su anunciador». Del mismo modo que los sacerdotes, los diáconos se dedican a todos los hombres, sea a través de su buena conducta, sea con la predicación abierta del misterio de Cristo, sea en el transmitir las ensenanzas cristianas o al estudiar los problemas de su tiempo. Función principal del diácono es, por lo tanto, colaborar con el obispo y con los presbíteros en el ejercicio del ministerio
Diaconía de la liturgia
El rito de la ordenación pone de relieve otro aspecto del ministerio diaconal: el servicio del altar.
El diácono recibe el sacramento del orden para servir en calidad de ministro a la santificación de la comunidad cristiana, en comunión jerárquica con el obispo y con los presbíteros. Al ministerio del obispo y, subordinadamente al de los presbíteros, el diácono presta una ayuda sacramental, por lo tanto intrínseca, orgánica, inconfundible.
Diaconía de la caridad
Por el sacramento del orden el diácono, en comunión con el obispo y el presbiterio de la diócesis, participa también de las mismas funciones pastorales, pero las ejercita en modo diverso, sirviendo y ayudando al obispo y a los presbíteros. Esta participación, en cuanto realizada por el sacramento, hace que los diáconos sirvan al pueblo de Dios en nombre de Cristo. Precisamente por este motivo deben ejercitarla con humilde caridad y, según las palabras de san Policarpo, deben mostrarse siempre «misericordiosos, activos, progrediendo en la verdad del Senor, el cual se ha hecho siervo de todos
El ministerio del diaconado viene sintetizado por el Concilio Vaticano II con la tríada: «ministerio (diaconía) de la liturgia, de la palabra y de la caridad».
De este modo se expresa la participación diaconal en el único y triple munus de Cristo en el ministro ordenado. El diácono «es maestro, en cuanto proclama e ilustra la Palabra de Dios; es santificador, en cuanto administra el sacramento del Bautismo, de la Eucaristía y los sacramentales, participa en la celebración de la Santa Misa en calidad de «ministro de la sangre», conserva y distribuye la Eucaristía; «es guía, en cuanto animador de la comunidad o de diversos sectores de la vida eclesial». De este modo, el diácono asiste y sirve a los obispos y a los presbíteros, quienes presiden los actos litúrgicos, vigilan la doctrina y guían al Pueblo de Dios. El ministerio de los diáconos, en el servicio a la comunidad de los fieles, debe «colaborar en la construcción de la unidad de los cristianos sin prejuicios y sin iniciativas inoportunas», cultivando aquellas «cualidades humanas que hacen a una persona aceptable a los demás y creíble, vigilante sobre su propio lenguaje y sobre sus propias capacidades de diálogo, para adquirir una actitud auténticamente ecuménica».
Fuente:
http://es.wikipedia.org/wiki/Di%C3%A1cono
http://es.catholic.net/conocetufe/358/2235/articulo.php?id=2718
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