Su padre inició la dinastía de diseñadores navales y regatistas. Llevan su firma los barcos de Agnelli, el rey de España y un Rothschild.
Por Liliana Morelli
Germán Frers junto a NoticiasAlto y de cejas tupidas, con un reloj Butti de diseño deportivo quebrando el clasicismo de la ropa, Germán Frers es un señor muy chic y muy calmo. Habla lo justo y remata con una sonrisa, como pidiendo piedad. Esa sonrisa frecuente, un tanto cautivante, aliviana su introversión, casi un sello personal.
Su padre, Germán, cabeza de una dinastía de diseñadores navales, voló en el Graf Zeppelin y montó un astillero con su primo Ernesto Guevara Lynch, el padre del Che. Creó barcos míticos, impulsó el yatching a vela en el país y se destacó como un gran regatista. Su madre, Cecilia Serralunga-Langhi Pez de Villamarina, hija de un conde italiano, fue decisiva en la cohesión de la familia. A los 7 años Germán navegaba y competía en pequeños botes en el Náutico San Isidro. A los 15 metió la nariz en el estudio de su padre y a los 16 había diseñado su primer velero, el Mirage, de 10 metros y el primero construido en fibra de vidrio en la Argentina.
Cincuenta años después, las paredes de su estudio exhiben, como rutilantes condecoraciones, las maquetas de sus obras mayores, entre ellas el Elisara, que diseñó para el temperamental Herbert Von Karajan, el Stealth de Giovanni Agnelli, el Gitana X del banquero Edmond de Rothschild, el Bribón del rey Juan Carlos de España…y una inabarcable lista. La leyenda continúa.
Noticias: ¿Los Frers estuvieron siempre vinculados al mar?
Germán Frers: No, para nada. Era una familia de origen hugunote, francés, que fue subiendo hacia el Norte perseguida por los católicos. Johan Gotthiff Hermann Frers, un dinamarqués de 21 años, desembarcó en el puerto de Buenos Aires en 1843, desde Hamburgo, buscando oportunidades. Se despidió de sus padres y escribió un diario de viaje, porque la madre le pidió que le cuente qué comía (ríe). Eran burgueses, tendrían tierras…
Noticias: ¿Es diseñador naval porque su padre le inoculó el virus?
Frers: Sí, me contagió, pero nunca me forzó. Asocio el mar con libertad y aventura, siempre me gustó.
Noticias: ¿Sus hermanos absorbieron la misma pasión?
Frers: Un poco menos, tal vez. Uno es broker, otro estuvo en el astillero y sigue vinculado al tema, una hermana diseña parques y jardines y la menor, Delfina, fue modelo, corrió en autos… Papá hizo una obra importante, lo tomó como un hobby y ganar dinero no entraba realmente en sus cálculos. Tenía un dicho: «Si algún día el estudio diese plata…», pero íntimamente no lo creía posible. Soy el hijo mayor y pensé que mi rol era hacerlo conocer un poco más en el mundo y exportar lo que había creado.
Noticias: En los ’30 fue uno de los pioneros de la navegación a vela. ¿Era una actividad elitista hasta entonces?
Frers: Él creó una industria, tenía un astillero que llegó a emplear a 60 personas, pero se cansó del sindicalismo. La competencia le quemó el astillero, dejó de construir barcos y se dedicó sólo a diseñar. Yo tampoco quise complicaciones. En los ’70 pusimos un astillero, nos tragamos el gobierno militar de Lanusse, los sindicalistas en el ’73, Isabelita, la tablita, la devaluación y terminó tras la guerra de Malvinas: nuestro principal mercado eran los Estados Unidos e Inglaterra. Se llevó los ahorros de mis primeros 20 años de trabajo, éste es un país ingrato.
Noticias: ¿Por qué se quedó?
Frers: Porque he nacido aquí, soy de aquí, viví 5 años en Nueva York, también en Italia y tengo un estudio en Milán, pero uno siempre es un expatriado cuando vive afuera. Creo que me fue bastante bien aquí y me gusta este país, me gusta el campo.
Noticias: ¿Tiene campo?
Frers: Sí, en Baradero, hago ganadería y agricultura. Tengo cierto arraigo, siempre quise tener algo para los últimos años. No creo que me retire nunca, pero papá nos transmitió el cariño por el campo. Tengo el que fue de mi bisabuelo, Patricio Lynch, quien creó en Baradero la primera colonia agrícola en 1876 con inmigrantes llegados del cantón suizo de Friburgo. A través de su mujer pasó a los Frers. Emilio Frers fue el primer ministro de Agricultura y Ganadería de la Nación.
Noticias: Agua y Tierra están dominadas, falta el Aire, ¿no pensó en ser piloto?
Frers: Pensé, pero me dijeron que era mejor que siguiera con el agua (ríe).
Noticias: Su papá se consideraba un artista, no un técnico. ¿Dónde había estudiado?
Frers: Estudió Ingeniería Naval en la UBA, no dio los últimos exámenes porque no quería que lo llamaran ingeniero. Era muy artista, le gustaba pintar, era músico, había intentado tocar el violín como su padre. Yo no heredé esa veta, tengo la falta de oído musical de mi madre.
Noticias: ¿Y de ella qué heredó de positivo?
Frers: Mi madre fue muy consecuente con todos sus hijos, nos atendió muchísimo. Tengo la parquedad de mi madre (ríe); uno hereda formas de ser, valores, tendría que ponerme a analizar…
Noticias: ¿Qué barcos fueron los hitos de Frers padre?
Frers: El Fjord, de estilo noruego, con él salía al río con amigos, una vez se perdieron y el presidente Alvear mandó a buscarlos, no los encontró…(ríe), pero no pasó nada. Desarrolló y popularizó la vela de océano, creó una cantidad de barcos adelantados para su época, como Alfard, Horizonte, Joanne, Fjord III, los Australes, Chubascos, Cadetes, Grumetes, o el Aguacil, verdadera obra de arte. Tuvo una gran actuación deportiva, hizo varias campañas en Inglaterra poco después de la Guerra, ganó la regata Mar del Plata y la Buenos Aires-Río.
Frers hijo participó en varias de esas regatas, antes de ganar la Buenos Aires-Río en su propio barco, el Daphne, en 1986. «Gané la regata a Bermuda, la regata a Inglaterra, algunas transatlánticas… corrí desde los 10 años en los Batitú, una clase que fue reemplazada por el Optimist», evoca. Cursaba Ingeniería Naval cuando lo invitaron a entrenarse en el estudio de Roderick Rod Stephens, el líder de la arquitectura naval, en Nueva York. Estuvo cinco años y al volver, en 1971, su primer proyecto, el Matrero, participó en en la Admiral’s Cup en Inglaterra. Al año, el velero Scaramouche ganó el trofeo Onion Patch. La cadena de éxitos fue imparable, con Recluta, Bribón IV y V, Volcano, Gitana, Matador y Moro di Venecia I, II y III, entre otros.
Para dirigir el equipo que diseñó este último barco -el tercero de la serie, por cierto, ganó la Copa América en 1991- Frers se radicó en Italia: «Decidí mantener el estudio en Milán, acá se hacía difícil trabajar, los argentinos tenemos fama de incumplidores, imprevisibles. Lo maneja mi hijo mayor, Germán. Habiendo trabajado con mi padre, conocía la importancia de darle espacio a los hijos. Todos los creadores tenemos un ego muy fuerte» (ríe)
Noticias: ¿Por dónde se empieza a proyectar un barco: motor, casco, software?
Frers: Por la idea, el secreto de esta profesión es lograr el pedido del cliente. Imagino un conjunto y la performance, cómo será usado. No sólo debe cumplir con lo funcional y estético como una casa, debe llegar a algún lado.
Noticias: ¿Cuándo se dice que un barco está bien construido?
Frers: Cuando forma y función crean un sistema integrado, todo confluye y no hay elementos de más: es muy navegable, estéticamente armónico, distinguido y rápido.
Noticias: ¿Cuál es su fuerte, veleros o yates?
Frers: Creo que soy muy versátil, me siento capaz de hacer un poco de todo. Hacía barcos para regatas, me cansé por las politiquerías de las fórmulas de handicap. Empecé a diseñar megayatchs, más redituables y de gran perfomance.
Noticias: ¿Cuál es el sello Frers, respecto a otros diseñadores?
Frers: Siempre fui honesto, no hice modas sino cosas que sean genuinas, nobles, elegantes, que demuestren un buen pedigree.
Noticias: ¿El parque náutico argentino mejoró después de la devaluación?
Frers: No conozco mucho los datos, tengo mi barquito y corro algunas regatas, pero no veo ninguna reactivación. Algunos astilleros están exportando, pero no lo veo con continuidad ni en gran escala. Los materiales cuestan lo mismo en todo el mundo, nuestra mano de obra es relativamente más barata pero no hay ventajas en la eficiencia, y los fletes son muy caros. Los mercados son Europa y un poco los Estados Unidos.
Noticias: ¿Y los jeques árabes, que se compran todo?
Frers: El mercado árabe es para una escala mucho mayor.
Noticias: ¿Cuánto costó el barco más caro que lleva su firma?
Frers: Los costos de los barcos más grandes requieren unos cien viajes del venezolano Antonini Wilson… (ríe), pero no hablo de mis clientes.
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