El próximo 15 de octubre en el galpón del puerto se presentará la banda Mavirock, un grupo creado por el matrimonio de Luis y Silvia Lata, en homenaje a su hija Mavi, fanática de “los Redondos de Ricota” y que falleció a los 17 años a causa de un grave enfermedad.
En la música y los Redondos, sus padres encontraron la manera de mantener vivo el recuerdo de su hija María Victoria.
Conoce esta historia conmovedora de una banda que hoy llena teatros por su calidad musical.
CREEMOS QUE ASI NACIO LA BANDA…
Contarte la historia de la Banda, sin hablar de María Victoria Lata «Mavirock» sería casi imposible, pero en realidad hablar de «Mavi» significaría ocupar todo nuestro tiempo y la Banda quedaría reducida a cenizas.
Por eso desde las mismas cenizas del dolor nació esta Banda de Rock, sencillamente para homenajear su espíritu mágico y solidario, y en la medida que avancemos en la breve historia de la Banda, también te haremos referencia a su historia…
Su cuarto fue la cumbre de reuniones mágicas y misteriosas de chicas y chicos, que encendían sus nuevos sueños con guitarras y poesías, con lecturas profundas que preocupaban a algunos adultos. Allí reinaba Mavirock liderando a sus amigos de la escuela, del club, del barrio y desde allí mismo se programaban caravanas para rendirle homenaje a Patricio Rey.
Pero no todo era diversión y entretenimiento, desde allí también partían para manifestar solidariamente en la carpa docente.
También organizaban su presencia infaltable a la Plaza de Mayo cada 24 de marzo, para repudiar junto a otros jóvenes el recuerdo de aquella dictadura militar. Y ésto lo hizo casi hasta el final de sus días, con su fiebre a cuestas y con sus mágicas ganas de vivir; la vimos volver, practicando pasos murgueros a pesar de la fragilidad de su cuerpo; y en éstas mismas condiciones planificó junto a sus compañeros lo que sería su última presencia en el recital de Los Redonditos de Ricota, en el estadio de Racing Club de Avellaneda.
En Abril cumplió sus 17 años, rodeada de Bandas de Rock, que por sorpresa realizaron recitales en su casa, allí estuvieron los músicos y amigos que la admiraban… Polvo de Angel (Banda de Ramos Mejía), Altos de Corrado (Banda de Ciudadela), Desahuciados (Banda de Villa Luzuriaga). El plantel de San Lorenzo de Almagro que le regaló su camiseta, y un nuevo llamado del Indio Solari para alentarla en su inquebrantable voluntad de vivir… Cuando a pesar de sus fuerzas, su llama parecía apagarse, el Indio y Virginia se sentaron a los pies de su cama y entre las disculpas del Indio por haberse olvidado las masas de chocolate, quedó en pie la invitación para tomar el té en el «Templo del Indio» (como él suele llamarlo)…
María Victoria partió hacia un cielo de ricota el 22 de mayo de 1999, en esta historia hay un largo período de silencio al que no nos vamos a referir. Y así como volvimos a los lugares que Mavi frecuentaba, fuimos todos los que la amábamos a la cancha de River al recital de Los Redondos, quizás para aturdirnos, quizás para mitigar nuestro dolor y esa noche cuando el Indio ofreció Juguetes Perdidos y nombró entre los chicos a nuestra inolvidable Mavi, creemos, quizás que en ese preciso instante nació esta Banda, que va mucho más allá de la música.
Su casa hoy es nuestra sala de ensayo, es «Nuestro Templo», allí están sus banderas, sus libros, sus cuentos cortos, sus poesías hechas canciones, su guitarra, sus paredes escritas por innumerables cantidad de amigos, sus dibujos y sus sueños, que nosotros paso a paso y entre canción y canción te haremos conocer…
A BRILLAR MI AMOR
Revista Veintitres – Jueves 15 de Abril de 2010
Nació como un homenaje familiar a una chica fallecida. El Indio le dedicó un tema. Hoy convocan multitudes, editan una revista y apoyan causas solidarias. Un fenómeno sociocultural surgido del dolor.
Por Bruno Lazzaro –Ante 70 mil fanáticos congregados en una de esas gloriosas misas ricoteras celebradas en el estadio de River Plate hace exactamente diez años (el 15 de abril de 2000), el Indio Solari miró hacia el cielo y, antes de dar paso a “Juguetes perdidos”, pronunció: “Tenemos pensado dedicarle esta canción a algunos redonditos que nos están mirando desde las plateas más altas…”. Y, entre otros fans fallecidos, nombró a “Mavi”. En el campo, quebrados por la fuerza de la palabra amplificada, Luis Lata y Silvia se abrazaron y sintieron que María Victoria, “Mavi”, estaba junto a ellos, como en Huracán o en Tandil, con su bandera atada al cuello y los pantalones llenos de barro. Invisible, “como esos pájaros de la noche / que oímos cantar y nunca vemos”, que describe aquella canción.
Había pasado un año desde la partida de su hija a raíz de un cáncer terminal. Y todavía quedaban tres calendarios por arrancar para empezar a escribir el destino de Mavirock, una banda que no estaba en los sueños de nadie y que nació desde el dolor. “Lo que tratamos de hacer –explica Luis ahora, en la casa familiar– es rescatar el espíritu de Mavi y volcarlo en todo lo que la banda hace: en su estética, en su música, en sus canciones.”
Mavi no era una adolescente más en Ramos Mejía. Bastaba caminar junto a ella para notar su popularidad. “Era muy sociable y, aparte, muy linda”, comenta Ernesto Salinas, guitarrista de la banda y amigo de Mavi. “Era una piba muy solidaria: si a uno de sus amigos le gustaban sus zapatillas, se las sacaba y se las daba.” Hernán, bajista y hermano de Ernesto, cuenta qué lo unía a la joven: “Los Redondos eran nuestro punto de encuentro. En la adolescencia nos empezamos a interesar por la política y por cuestiones solidarias. Leíamos al Che Guevara, nos mandábamos a la marchas y comenzamos a ir a reuniones del Partido Comunista”.
En esa época, la casa de los Lata era el lugar de encuentro para todos los amigos de Mavi. “Se juntaban todos los días de la semana –recuerda Luis, que es docente–. Nosotros no éramos padres convencionales y en mi casa se hablaba de todo. Venían los pibes del colegio, los amigos del barrio y se ponían a hacer música. Se armaban unas fiestas increíbles. Todo desde la libertad absoluta. No se hacían muchas preguntas. También venían amigos nuestros y se hablaba de política. Menos fusiladores, había de todos los bandos. Mavi se crió escuchándonos, pero ella tenía sus opiniones tomadas, y eran muy firmes.”
A los dieciséis, Mavi había leído toda la obra de Osvaldo Soriano, Primavera negra de Henry Miller, Vuelta de Página de Jorge Lanata, acumulaba varias canciones escritas –“Ya no más” y “Tu mente cruzó la línea”, que figuran en los dos discos de la banda, Cartas marcadas y Mavirock y su tercer ojo, editados de manera independiente– y había participado de marchas por el 24 de marzo y a favor de la Carpa Blanca. “Si bien nosotros tuvimos incidencia, ella tenía un bagaje de cosas innatas –comenta su madre, profesora de educación física–. Mavi era más avanzada que el padre y que yo. Antes de partir, ya tenía encanutada la plata para irse a Cuba. Eso habla de alguien que tenía un sueño y un destino claro.” Luis coincide: “Mavi no tenía sueños de shopping. Ante hechos de la vida cotidiana, tenía actitudes en las que nos hacía replantearnos quién carajo era el adulto”. Ernesto sentencia: “Tenía una emoción que contagiaba. Nos decía de ir a la ESMA y muchos no entendíamos nada. Su pasión se te hacía carne”.
Mavirock nació hace siete años, durante un homenaje que Silvia organizó invitando a los amigos y compañeros de colegio de su hija. A partir de esa experiencia –de la que Luis no pudo participar “por no tener los ovarios” de su mujer–, comenzaron a juntarse en una sala de ensayo improvisada en el garaje para crear algunas canciones –ya con Luis como cantante– y tocar covers de las canciones preferidas de Mavi: Sumo, La Renga y, por supuesto, Los Redondos. En la pared, tallaron el nombre que resume el espíritu de la banda: Mavirock.
El 28 de diciembre –una fecha especial para los ricoteros, que celebran su propio Día de los Inocentes– de 2003, Mavirock se presentó en Ramos Mejía a través de una convocatoria de boca en boca y algún afiche callejero. Las 300 personas sobrepasaron todo lo imaginado. “Se nos acercaron un montón de pibes que no conocían a Mavi y nos saludaban, ex maestras de Mavi… Fue muy shockeante. La segunda presentación, en agosto siguiente, estaba hasta las pelotas. Había 500 personas”, cuenta Luis.
–¿Sintieron que se les escapó de las manos?
Luis: –En diciembre de 2005, en el primer aniversario de Cromañón, llenamos media cancha de Laferrere. Se nos fue todo a la mierda.
Silvia: –Mavi era un cascabel, se tentaba siempre. Nosotros la recordamos así. La gente que no nos vio piensa que es todo triste y nada que ver. Es un dolor que se convierte y se siente sin ningún tipo de culpa de estar saltando, cantando o bailando. Hay una energía tan especial y tan linda, es una bola de amor entre los de abajo y nosotros. Si llegás vacío, te aseguro que te vas a ir con algo.
Esa energía se siente donde se crió Mavi. Sentada alrededor de una mesa, la banda en pleno –que completan el saxofonista Topo Cabrera y el guitarrista Rodrigo Cervetto– marca las horas al ritmo del mate. Los dos perros se muestran sin tapujos y lo que parece una escena casual forma parte de una prueba involuntaria. “Cuando empezamos a llevar gente a los shows, se nos acercaron muchos músicos para tocar con nosotros. A algunos los rechazamos porque no tomaban mate o no les gustaban los perros. No somos artistas. Somos un papá, una mamá y un grupo de amigos de Mavi. Y funcionamos como familia: si no hay cosas básicas en común, es difícil congeniar”, afirma Luis.
Esa cuestión familiar los llevó a construir una identidad solidaria. “Acá todos los chicos laburan: todo lo que ganamos va para un pibe que necesita un trasplante, para la casa de una chica de Laferrere, para una chica con cáncer en Córdoba o para la familia de Luciano Arruga, el pibe de Lomas del Mirador desaparecido hace más de un año: es como si fuera un hijo nuestro que nos secuestró la policía. También nos comprometimos con Rubén Carballo. La banda es un homenaje a Mavi y ella hubiera formado parte de las marchas por Arruga, como estuvo, con fiebre después de una quimioterapia, un 24 de marzo en Plaza de Mayo.” Según la madre, “si no, sería una careteada, como decía ella”.
En 2005, la historia del conjunto se amplió más allá de la cuestión musical: nació la revista. Hoy, el proyecto acumula quince números con notas de sociales, culturales y musicales y periodistas de la talla de Enrique Symns y Vera Land. “Mavi quería dedicarse al periodismo. Como ella escuchaba a Dolina, la primera tapa que hicimos fue con él y con Tom Lupo, por su ligazón con Los Redondos. Le hicimos una nota a Manu Chao porque Eduardo Codina, de la Radio La Colifata, escribe en la revista. Y el Indio, que la conocía como fan, también nos dio una nota. Eso sí, sale cuando juntamos la guita.”
En la sala de ensayo, entre pinturas en honor de Mavi y dibujos de los músicos que ella admiraba, la banda se junta alrededor de su imagen. La foto de Veintitrés los muestra alegres de haber podido ir más allá de los propios sueños de Mavi. El Topo cierra el círculo: “La nuestra es una relación que se afianza cada vez más por tener actitudes consonantes con el pensamiento de Mavi y por una inercia que nos lleva hacia el mismo lugar. Poder ayudar nos gratifica. Es un acto muy contagioso que cada vez camina mejor. No tenemos una posición comercial, sino la de una familia que cada vez se agranda más”. Mavi, desde la más alta de las plateas, lo celebra.
Fuente: www.mavirock.com.ar
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