Alfredo Alcón, actor de cine, teatro y televisión Alcón hace un año, a los 84 años, debido a una grave insuficiencia respiratoria.
Alcón murió en su domicilio de Barrio Norte, después de estar internado durante cuatro meses en el Sanatorio de la Trinidad.
Alcón fue el actor argentino por excelencia, el emblemático, el calificado alguna vez como el mejor, el más mimado, el más envidiado por los que minimizaban su arte, el que marcó más de medio siglo el teatro, el cine y aun la televisión de la Argentina.
Especializado en los clásicos -Shakespeare y Lorca, sobre todo- hubo gente que decía: «Alcón siempre hace de Alcón», en tanto otros iban a ver a Alcón haciendo de Alcón como los ingleses iban a ver a Laurence Olivier hacer de Olivier o a John Gielgud hacer de Gielgud.
Había nacido en Ciudadela, el 3 de marzo de 1930, aunque otras versiones hablan del barrio porteño de Liniers, como Alfredo Félix Alcón Riesgo, quien al egresar del Conservatorio Nacional de Arte Dramático ingresó al ciclo «Las dos carátulas», que en 1951 se emitía por Radio del Estado, hoy Nacional, la Radio Pública, aunque al mismo tiempo el contrato lo obligaba a leer informes del Mercado de Hacienda.
A principios de la década debutó en los escenarios con «Colomba», inspirada en Próspero Mérimée y dirigida por Juan Carlos Thorry, que fue el principio de una larguísima carrera en las tablas que incluyó al principio pésimas críticas, inseguridades de su parte y el ingreso en el cine con «El amor nunca muere», de 1955, como galán de Mirtha Legrand.
Debió ser el galancito durante un puñado de filmes, de Tita Merello, otra vez de Legrand, de Graciela Borges en «Zafra», debut de la actriz- y padeció el pedido de Samuel Eichelbaum de que quitaran su nombre como dramaturgo de «Un guapo del 900» si él era el protagonista.
El filme de Leopoldo Torre Nilsson (1960) fue sin embargo la consagración de Alcón y éxito de público, pese a que el futuro gran actor suponía que el personaje era «propiedad» de Francisco Petrone, quien lo había encarnado varias veces.
Además de sus películas con el director -«Piel de verano», «Martín Fierro», «El santo de la espada», «Güemes, la tierra en armas», «La maffia», «Los siete locos», «El pibe Cabeza», «Boquitas pintadas»-, descolló en «Los inocentes» (1964), del español Juan Antonio Bardem, «Prisioneros de una noche» y «¿Qué es el otoño?», deDavid José Kohon, «Nazareno Cruz y el lobo», de Leonardo Favio, «Pubis angelical», de Raúl de la Torre.
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