Adiós
Nubes de plomos
lenguas sedientas
cerrojos de luto
ojos de estupor
Gritos, congojas,
corridas y saltos
de asaltos furiosos
con odio y rencor
Saber sin saber
razones sin glorias
extravíos sin rumbos
del hacer, destrozar.
Y allí, en esa esquina
la vida escapó
desgarrando al sol
que con miedo asomó
iluminando el espanto
preguntando ¿por qué?
un porqué sin respuestas
el llanto… tapó
y locos desbocados
el caos cundió
No se escucha, no se habla,
solo la…
sin razón …
a las calles cubrió.
Y solos; ellos…
en alas treparon
a la paz del señor
a rezar esto
que es el espanto de la razón
sin razón.
Marta E. Uhrig.
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