El nadador Agenor Almada, uno de los mejores deportistas sampedrinos de todos los tiempos, falleció este sábado, a los 79 años.
“El yacaré del Paraná” fue reconocido y admirado en todo el país por algunas de sus grandes hazañas deportivas, que incluyeron récords mundiales.
Entre sus logros más importantes, se encuentran el Cruce del Río de la Plata en tiempo record, unir el trayecto Rosario-Buenos en 4 ocasiones y permanecer en el agua atado de pies y manos durante 61 horas.

Carlos Agenor Almada nació en una familia humilde, en el barrio «Las Canaletas» (primer puerto cerealero de San Pedro), el 17 de septiembre de 1932.
Su padre fue Don Máximo Pedro Almada, un práctico y gran conocedor del río Paraná, y su madre, Doña Sara Francisca Maggine.
Se inició como nadador velocista a la edad de 9 años, mostrando ya grandes cualidades para esta disciplina.
A los once años ya competía en carreras de fondo de 5 kilómetros de extensión. El 23 de marzo de 1946, a los 13 años, compitió en el Campeonato Provincial de Natación, efectuado en la Ciudad de La Plata, resultando finalista y habiendo tenido que superar a todos los corredores zonales que en su mayoría promediaban los 25 años de edad. En estas eliminatorias logró vencer al por entonces campeón sampedrino Alberto Falsioni.
Siguiendo con su ascendente carrera como nadador extraordinario, unió Ramallo-San Pedro a los 16 años y Rosario-San Pedro a los 18 años, en 29 horas.
Compitió destacándose como velocista hasta los 20 años, momento en que debió alejarse de la natación por razones laborales, para reaparecer exitosamente una década después.
Con absoluta confianza en sí mismo, logra el Cruce del Río de la Plata en tiempo record (19 hs. 10 min.) el 2 de Marzo de 1964, a los 31 años de edad. La prueba fue oficialmente reconocida y fiscalizada por la Federación Argentina de Natación de Aguas Abiertas.
Tiempo después consigue unir el trayecto Rosario-Buenos Aires, siendo el único nadador en hacerlo en cuatro oportunidades, una de ellas en tiempo record (62 hs. 20 min.), emulando al gran nadador argentino Pedro Candioti, quien lo recibiera en su casa para estrechar su mano. Para el logro de esta proeza, fue fundamental la tarea de su padre como práctico y guía de ruta, quien fuera sustituido luego de enfermar por Aníbal Aldana y Roberto Paz, suboficiales de Prefectura Naval Argentina.
Fue entonces cuando comenzaron a llamarlo el «Yacaré del Paraná», y el suboficial de Prefectura y poeta Alberto Lencina, le dedicara varios versos.
A partir de ese momento, y habiéndose hecho famoso por la hazaña de su recorrido Rosario-Buenos Aires, se dedicó a batir records de permanencia en el agua atado de pies y manos, empleando «patada delfín», lográndolo en 61 Hs. 15 min.
Posteriormente une San Lorenzo (Santa Fe)-San Nicolás, recorriendo 100 km en 15 hs.
Ha entrenado a grandes nadadores, como el campeón mundial egipcio Abu-Hai, y al campeón argentino Alberto Santiago, entre otros.

El siguiente es un fragmento de una nota realizada a Almada por el periodista Mariano Wullich para el diario “La Nación”, en el año 2000.

«Mi padre andaba siempre embarcado, mi abuelo era un domador entrerriano y yo de chico vendía fruta o bogas, patíes, surubíes y bagres. A los 13 años ya corría carreras largas. A los 18 uní San Pedro con Rosario, y también me tiraba al agua para acompañar por un rato el paso de don Pedro Candioti, quien una una vez me dijo: «Para estas travesías, no es sólo cosa de entrenamiento; hay que estar maduro».

Será por eso que sólo cuando cumplió los 31 años Almada se zambulló en Colonia para, después de 19 horas y diez minutos, llegar a las orillas de Hudson. El hombre había cruzado el Río de la Plata bajando todas las marcas, recorriendo una distancia de 45 kilómetros y sorteando las aguas que corren atravesadas.

GRASA DE LANOLINA

No eran épocas de trajes de neoprene, no: «Yo me untaba el cuerpo con grasa de lanolina, me ponía una gorra que me hacía mi mujer, me entrenaba cuatro horas por día nadando, hacía movimiento con clavas y, en el agua, tomaba líquidos con glucosa… y hasta me comía un bife».

Los diarios seguían sus travesías, informaban el paso de Almada por tal o cual pueblo y la gente corría hacia el río para ver al «Yacaré del Paraná». Hizo siete intentos para unir Rosario con Buenos Aires y en sólo uno llegó hasta el muelle de los Pescadores, aunque la meta estaba un poco más lejos.

«Fue en 1966 cuando me encontré con una mancha de petróleo. Otras veces no se podía avanzar por las corrientes. En una oportunidad estuve ocho horas dando vueltas en el Pajarito y en la boca del Carabela. Allí me dormía en el agua y cada tanto me tiraban en la cara un balde de agua con hielo. A veces me dormía y seguía braceando por instinto.»

Y la gente, desde las orillas, lo impulsaba con gritos y carteles: «¡Vamos sampedrino!», «Dale Yacaré!». Y fue en el 1968 cuando Almada, enfrentando corrientes adversas, tuvo que abandonar en Olivos: «Cedió Agenor Almada», «¡Qué lástima!», fueron los títulos de La Nación .

Almada desandaba los derroteros nadando en todos los estilos y conociendo profundamente los obstáculos de la cuenca del Paraná: «A los remolinos se les llama remanses y se provocan por pozos en el lecho del río. Es mentira que a uno lo chupen; más bien te tiran para arriba, como el remanse de La Brava de San Pedro o el más grande, que es el San Antonio, en Zárate».

ATADO DE PIES Y MANOS

Entre sus «locuras» estuvo la de zambullirse atado de pies y manos en el San Lorenzo; por una tormenta, cerca de la Vuelta de Villa, estuvo dos horas perdido. También desafió a Eugenio Franco en una pileta de agua helada, en 1985: «Yo no tenía frío acá -se señala la cabeza-, y eso es lo que domina todo».

Hoy, el hombre que con el tiempo enseñó a nadar gratis a casi todo el pueblo de San Pedro -«yo no les podía cobrar, ¡como les va a cobrar su ídolo!»-, sigue regalando cosas, como los simples consejos:»Antes de tirarse al agua se debe saber qué hay abajo. Los que se embarcan, que nunca descuiden el salvavidas».

Y muestra unos versos titulados «Pasa Candioti» y que en 1965 le regaló el vecino Santos López. En ellos lo recuerda de chico y de grande en pasajes como éstos: «El niño en rara emoción/llorando grita ¡Adelante!/Pero en ese mismo instante/nace una gloria argentina /Porque en aguas sampedrinas/ se está gestando un gigante…!

«Cinco lustros han pasado/y el niño ya es todo un hombre/Que en letras de oro su nombre/en el deporte ha estampado…

«Brillante es la trayectoria/del que surge de la nada/Llora la gaucha barriada/de emoción y de alegría/¡Porque en ella nació un día/el hoy: Agenor Almada.»

Info: Notisanpedro.blogspot.com

Foto: el clasico

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1 COMENTARIO

  1. mis condolencias para su famila. se fue una gran persona, comparti con el varios dias acompañando a el «delfin de baradero» conocedor del rio como ninguno!!

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