Su vieja moto Zanella, los bolsas llenas de diarios a ambos lados y el silbido a modo de saludo, son algunas de las particularidades que definen a este hombre, que desde los 13 años recorre las calles de nuestra ciudad vendiendo y entregando diarios.

Ángel “Chiqui” Martínez, es parte del ADN baraderense y uno de los canillitas con más años en el rubro en todo el país.

Sin importar si hace frío, llueve, está caluroso o se encuentra enfermo, Chiqui todas las madrugadas desde hace casi 60 años, busca los diarios, los arma y comienza el recorrido que a través de los años fue variando, como fue cambiando también su vida.

(Recuerdo)

Los Comienzos

Como se repite en muchas personas de la edad de «chiqui», la niñez fue corta, por una cuestión cultural o por necesidad en la mayoría de las familias cuando los chicos eran preadolescentes debían empezar a trabajar: cadetes, changarines, ayudantes de albañil, eran algunos de los trabajos donde por amistad o recomendación la mayoría de los pibes de esa época se empezaban a independizar y hacían sus primeros pesitos.

«Nosotros éramos cuatro hermanos y mi madre nos enseñó desde chiquitos a trabajar, no le dábamos nada a ella porque lo que ganábamos lo gastábamos imagínate que éramos unos pibes.

«Yo empecé con los diarios a los 12 años, en el kiosco “La Plaza”, con «pititi» Airaldi, el me llevaba atrás en la bicicleta y yo me bajaba a dejar los diarios.

Íbamos con mi hermano a pie a la estación y esperábamos el tren de las 07 hs. que traía los diarios, pero siempre alguien nos llevaba o nos traía, lo que vivíamos en la estación era hermoso, nos juntábamos varios canillitas, si se atrasaba el tren, nos íbamos a los boliches a jugar al billar, en esa época eran muchos los bares que había en el barrio. La estación tenía un movimiento bárbaro, por eso me da tanta tristeza verla como está ahora.

Cuando llegaba el tren, armábamos los diarios ahí mismo sobre una ventana. Éramos unos 10 canillitas, Ramón Scoppa, Chiri Menda, Juancito Giannoni, y otros mas, salíamos a pie, yo con dos bolsas, otros en bicicleta y algunos tenían un carro».

El oficio

Con el tiempo, casi sin darse cuenta Ángel ya era un canillita de oficio, habían pasado los años y encontró en éste trabajo, su sustento, dejó la bicicleta y se subió a la Zanella, la marca de motos que para él es la mejor

«La primer moto que tuve de reparto fue una Zanella 48, también tuve una Siambretta pero yo fui siempre de Zanella, la primera, esa que venía con pedales se la compré a Sifreddi.

La fija que yo tenía para vender era que a las 12 tenía que estar en la puerta de la fábrica de Refinerías, cuando salían los trabajadores, calculá que en ese tiempo había más de mil empleados.

Yo hacía las dos cosas, voceaba, o sea, vendía en la calle y tenía clientes que les llevaba el diario a la casa.

En ese tiempo el diario que más se vendían 500 diarios crónica, y hoy vienen 40 ejemplares con 20 kioscos. Diario Clarín, venían en total 1000 los días domingo, ahora vienen 350.

Hoy quedan solo 40 clientes los días de semana y 120 los domingos, la mayoría compra el Clarín.

He llegado a tener 300 clientes diarios, 150 diarios la Razón vendía a la noche, íbamos con mi mujer a buscarla a la ruta a las cuatro de la tarde y a la tardecita repartíamos la quinta.

Recuerdo en invierno, con lluvia ir a la ruta en bicicleta a la madrugada, a las 04:30 hs a buscar los diarios.

Trabajo todos los días, ahora me levanto a las 06 hs, pero antes me levantaba a las 4 todos los días, porque iba a buscar los diarios a la ruta, primero en Achalay y después Isaura.

Pero ya no es lo mismo, ya no se vende más el diario, ya no es popular, es caro, hay domingos que vendes seis Clarín y otros que no vendes ninguno. Internet también influyó para que bajaran las ventas».

La Chola, la familia…

Se conocieron hace 50 años y juntos formaron una gran familia, con «La Chola» están orgullosos de lo que tienen y sobretodo de haberle podido darle educación a sus cuatro hijos

«Con Chola ya cumplimos 50 años juntos, calculá que en el primer festival ya estábamos de novios, ella tenía 13 años y yo 22, trabajaba en la fábrica de pastas y los lunes tenía franco y me empezó a ayudar a mí. Ella ya tiene 50 años con los diarios también.

Un día mi cuñado se quebró y me ofrecieron trabajo de albañil y ella salía en la bicicleta a repartir los diarios y así nos compramos el terreno y nos hicimos la casa, yo lo de la quincena de albañil lo dejaba para eso y cuando llovía me iba a repartir con ella.

Tengo 4 hijos, la más grande tiene 39, es Eugenia que esta acá en Baradero, María de los Ángeles que es médica, estudió en Cuba y ahora está en Barcelona, la otra mujer, Julieta esta en Capital Federal trabaja en INTA y el varón que está en Toyota, es líder, lo que antes se llamaba supervisor. Luchamos con la Chola para que ellos sean lo que son.

Gracias al pueblo tengo lo que tengo, la familia constituida y con 4 hijos. Yo le agradezco a la gente de Baradero porque por ellos soy lo que soy y eso es lo que te empuja a seguir, yo lo más lindo que tengo es Baradero y no lo voy a dejar»

Silbando bajito

No pudo precisar bien cuál fue el motivo, seguramente la casualidad o el hecho que al ser conocido, vocear para llamar la atención de los clientes dejó de tener sentido. No sabe cuándo pero un día empezó a silbar, y hoy es su saludo cuando pasa en la moto, silba para vender, silba para saludar y lo hace de una manera especial como cantando.

«Yo fui 20 años distribuidor de Clarín y es el diario que más se gana por el costo, cualquier diario te deja el 35% de ganancia.

El día que mas diarios se vendieron fue por una desgracia, un tren que chocó con otro en Ingeniero Maschwich, hubo como 80 muertos, y se vendieron todos los diarios sobre todo Crónica y la revista Así, que después la censuraron por las fotos que mostraba».

Las pasiones

«Chiqui» es un hombre de la calle, ese es el ámbito donde mejor se siente, le gusta el futbol, es hincha de River y utilero del Club Atlético.

Cuando le pregunté por la política dice ser peronista pero nunca militó, recuerda mucho a Evita, algo que se repite en muchos hombres de familias humildes, trabajadoras, que eran niños cuando Eva Duarte estuvo con Perón y encontraron en ella una mujer que los incluía

«El 7 de noviembre es el Día del Canillita, nuestra jefa Evita puso ese día para que podamos descansar y festejar.

Yo no soy político pero recuerdo que íbamos con mis viejos a la Estación y gracias a Evita  nos daban ropa, o en el correo nos daban el pan dulce y la sidra.

Me defino como hincha de Atlético, River, Peronista, de Chevrolet y amante de la familia y Baradero.

Yo ya me jubilé, pero no puedo dejar la calle, es como Atlético no lo puedo dejar, tengo casi 60 años de canillita».

Las clientas más antiguas

Hace unos días, Clarín publicó una nota donde decían que un hombre de 55 años era el canillita más antiguo. Esto según nos cuenta enojó a dos clientas a las cuales les lleva el diario desde cuando el era un adolescente.

Chiqui le quita valor a esa nota y sostiene que con casi 60 años de canillita difícilmente otro lo alcance.

«Tengo dos clientas, que son las más antiguas y son hermanas: la Sra. De Tabanelli y la Sra. De Rudolf, las señoras Succoni, viven ahora en el edificio Bulnes.Una compra La Nación y la otra Clarín, me conocieron de adolescente, después me casé y todavía les llevo el diario.»

Por último, Angel, ese hombre que durante mucho tiempo fue el primero en ver las noticias, nos cuenta que está cansado, que la calle le gusta, pero cuando piensa en el próximo invierno le dan ganas de retirase.

«Canillitas quedamos cuatro, con Sosa éramos los más viejos, ahora el se retiró y quedo yo como el más viejo.

Me gustaría el día que no reparta mas los diarios, poder reabrir el kiosco».

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